Prólogo

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Una tarde, simplemente desapareció, quito sus fotos de perfiles, oculto su última vez, dejo de contestar sus mensajes, solo se alejó, sin importar lo que venía después, decidio finalmente acabar con todo.

Y eso,claro está, que a Izaro no le agrado para nada, fue cuestión de tiempo, para que con furia, confusión y preocupación golpeara desesperada la puerta de su pequeña novia, esperando de todo, menos lo que ella le iba a decir a continuación

- ¿Que carajos sucede contigo? ¿Me puedes decir que sucedió ahora? - Dijo Isaro en un tono frío y serio ni bien la puerta fue abierta frente a si misma.

- ¿Quieres saber que pasa? Estoy harta, Izaro, estoy harta de todo, de ti - Dánae hablo firme, aunque en su rostro se demostraba la debilidad que estaba teniendo en ese momento.

- Bien, no entiendo ¿Que te pasa? - Respondió sin entender que estaba sucediendo, según ella, todo estaba bien, venían teniendo días buenos, según ella, aún el amor permanecía.

- Tu me pasas, ya no aguanto ¿Ves? Viniste hasta mi casa para buscarme por qué no tenía las malditas ganas de responder te, y no, no digas que por preocuparte lo hiciste, eres horriblemente tóxica, te amo, te amo como a nadie, pero hasta aquí aguanté, no voy a darte explicaciones que no debería, solo, adiós, Izaro, adiós.

La puerta fue azotada con fuerza contra su rostro, ella sin más se había quedado sin palabras, en shock, pensando en todas las posibilidades malas que había hecho, y claro, no era una, dos, o tres, llevaban años de errores que solo, tan solo herían a su novia, a si misma, no parecía afectarle nada.

Quiso golpear la puerta una vez más, pero su cuerpo no reaccionaba aún, esto había sido el comienzo del final y no podía hacer más que irse y dejar que el tiempo fluya, aunque los tiempos parecen venir malos.

Olvidé Cuidarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora