Todo empezó a cambiar entre nosotras un verano donde decidimos que sería una muy buena idea irnos a vivir juntas, todo aparentaba, de hecho, muy bien, cambiaron muchas cosas, no sabría si decirte si para bien, o para mal, quizá ambas cosas sucedieron al mismo tiempo, fue una mala y una buena decisión.
Te miraba a los ojos y más me daba cuenta de lo enamorada que estaba, de lo feliz que era a tu lado, aunque para el mundo solo éramos amigas, ya que a tus padres no les gustaba eso de las parejas entre chicas, yo respetaba tu decisión, tú tiempo, tu valentía para afrontarlos y te esperaba con todas las ansias para poder gritarle al mundo, que tú, tu Dánae, eras el amor de mi vida.
Te vi esperarme con los brazos abiertos cuando llegue a tu casa, tus lindos ojos café brillaban con gran intensidad, me contabas todas tus ideas locas para decorar ahora nuestra nueva habitación, me fascinaba cada cosa que hacías, todo era perfecto en ti, la luz que radiabas alumbraba al mundo entero, eras magia.
Recuerdo cada dulce que te compraba para consentir a ti, mi pequeña niña, adoraba verte con esa divertida sonrisa cuando conseguías algo de mi, hasta el día de hoy, no entiendo cómo lo haces, pero logras convencer me de lo inconcebible, otro poder en ti.
Era yo misma la que más envidiaba nuestra relación, simple y sencillo, amaba lo perfectas que éramos, no existiría nadie en el mundo que tuviesen la misma conexión que tenemos nosotras, en el hablar, pensar, actuar, éramos un complejo único, no existe en el universo, otra relación siquiera parecida a la nuestra, de eso, estoy segura.
Nos sentamos esa tarde, al frente de la playa, bueno, casualmente vivías ahí, al lado, un paso y ya podías sentir el frescor de la arena, el sonido de mar, otra escena perfecta para amarnos, para ser una sola y complementarnos aún más.
Estuvimos, varias horas planeando nuestro futuro, tenías la hermosa costumbre de acurrucarte sobre mi, era algo casi automático en ti, te encantaba subirte enzima y abrazarme, abrazarme como si de un último abrazo se tratase, eran de mis mejores recargas de energía, mi favorita.
No me di cuenta cuando sinceramente, pero dejaste de hablar, de chillar, de reír, te habías quedado dormida en mis brazos, la imagen más hermosa de mi vida, eras tan adorable, una pequeña bebé, mi bebé, mi pedazo de cielo, hermosa, perfecta ante mis mortales ojos, una diosa, muy común de mi parte, pero eso eras para mí, una misma diosa.
No aguanté la tentación y solo me quedé unos minutos besando tu rostro, tus labios, tan dulces y deseables, tu sueño tan profundo no te permita darte cuenta de los muchos besos que deje marcados en tu carita, probablemente en la mañana me dirías algo como "ahora lávame la cara, limpia tu rastro de evidencias" y personalmente, me encantaba, me encantabas.
- Te amo, Dánae, daría mi vida por tenerte siempre a mi lado - Dije con una sonrisa melancolíca, realmente soy muy insegura de mi, y siempre pienso lo peor, pero el amor verdadero perdura siempre ¿Verdad?
Me levanté y caminé de nuevo hacia la casa, entrando sigilosamente para no ser descubiertas, tus padres tienen en oído muy desarrollados, y no quiero que mañana discutan por mis tontas locuras de salir de noche por ahí, así que sin dar mucho más rodeos, entre a nuestra habitación y recoste tu cuerpo con la mayor delicadeza posibles sobre tu cama.
- Descansa reina - deje un beso en sus labios y me recoste finalmente a su lado, durmiendo me rato después, sin preocupaciones, mi vida, cada vez era mas perfecta.
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Olvidé Cuidarte.
Teen FictionCuando pensaba que eras mía, que estarías a mi lado el resto de nuestras vidas, te quitaste la venda que habías construido al rededor de tantos años, demoraste mucho en darte cuenta, pero cuando lo hiciste, me dijiste adiós y pusiste un punto final...