“Bailo al ritmo de una canción, una canción que fue el inicio y el fin de algo hermoso.
Bailo al ritmo de esa canción porque no quiero soltar aquel algo hermoso.
Bailo entre las rosas, las mismas que un día me cubrieron con sus espinas. Bailo entre las rosas, porque ahora sus rígidas espinas se sienten como suaves pétalos.
Bailo debajo de la luna, aquella que estuvo presente mientras la intransigencia destrozaba mi alma. Bailo debajo de la luna, porque quiero que ahora sea testigo de mi fortuna.
Bailo abrazada de la apacible brisa, esa que nunca me arrolló, siempre disfrutaba de arrebatarme las esperanzas. Bailo abrazada de la apacible brisa, porque ahora sé que quiero dejarla conducir mi vida.”
Agotada, gira su cuello de un lado al otro provocando que este haga un crujido poco audible asegurándole lo tensa que estaba.
- Dos días. Llevo trabajando en este proyecto cuatro días y solo tengo dos más para terminarlo.
Cuando sopesó toda la carga que tenía sobre sus hombros, hundió el rostro en sus manos y se permitió soltar varios suspiros. Su mañana había sido algo pesada, consecuente a eso debía trabajar en su proyecto, el cual ni siquiera estaba pensado.
- ¿En serio quieren saber qué pienso de mí? ¿de lo que vivo? Todos parecen querer saber. – hace una breve pausa para cerrar sus ojos y continuar: - incluso yo.
El chillido de una puerta siendo abierta, la hizo salir de sus pensamientos insuficientes.
- ¿Piper? – aquella cuestión hizo que la mencionada cerrara de un azotón su laptop para luego levantarse rápidamente. La figura de un chico se diviso en el marco de la puerta, la sonrisa de la castaña se dibujó instantáneamente en su rostro.
- Pensé que eras Esther. – respondió volviendo a sentarse con su laptop en la cama. El chico soltó una grave risa y se acerco para unir sus labios en un corto beso.
- Sí, porque tenemos el mismo tono de voz. – ironizó ganándose un almohadazo por parte de su novia. - ¿escribiendo de nuevo?
- Te vas a quedar soltero pronto. – soltó, mientras que el chico perplejo la miraba. – Porque estoy a punto de lanzarme por el balcón.
- Llevas varios días así, Piper, ¿y si buscas una inspiración?
- ¿Cómo?
- Sal de compras con tu mejor amiga Esther, vamos al cine o camina un rato por el parque. Distráete, porque si obligas a tu mente a trabajar estando cansada, nunca dará resultado.
- Tienes razón. – un suspiro salió de sus labios y agito su cuerpo para luego empezar a buscar su suéter.
- ¿Sabes? De venida aquí, vi un lugar especial y sé que te gustara. – anunció mientras tomaba la mano de su novia y se disponían a salir.
✧*✧*✧*。
Era un parque. Un parque abandonado, cada uno de los juegos estaban arruinados por el óxido, mas sin embargo los ojos de Piper brillaban de ilusión. Soltó la mano de su novio y empezó a recorrer cada lugar, palpaba cada ruina como si fuera el mejor de los regalos. El chico la observaba desde una distancia prudente, con una gran sonrisa, él sabía que esto sería una reliquia a los ojos de la chica.
Al cabo de un rato, ambos se sientan en una de las bancas viejas contemplando aquel lugar.
- Es hermoso, ¿no crees? – pregunta Piper, quien absorta en sus pensamientos, no ha borrado su sonrisa.
- Piper, tú ves perfección donde todos vemos simpleza. Eso es lo que te hace la mejor escritora. – Responde el chico y automáticamente la castaña se vuelve a él perpleja.
- ¿Eso es lo que crees que hago? – cuestiona suavemente aun sorprendida.
- Sí, es de mis cualidades favoritas sobre ti. Muchas personas miran este parque, pero solo tu lo observas. ¿sabes la diferencia que hay, cierto? – la chica asiente con su cabeza otorgándole el sí.
- Todos sabemos mirar, pero solo pocos llegamos a observar. – dice para posar su vista nuevamente en el parque. – esto era hermoso, pero alguien decidió que ya no lo era más. Y si considero eso, entonces, ¿en algún momento fue hermoso a sus ojos? – hizo una pausa y acercó su cabeza al hombro del chico, quien pasó un brazo por su cintura. – Gracias, Eithan, gracias por siempre saber ayudarme.
“El mundo es una línea recta infinita.
Vivimos en un mundo donde las cosas, lugares, personas o pensamientos, tienen valores momentáneos. Vivimos en un mundo donde todos nos esforzamos por hallar la perfección a cuesta de la estigmatización. Donde los prejuicios y estereotipos son la base fundamental de la felicidad. Vivimos en un mundo donde nada tiene valor.
Pero también vivimos en un mundo donde los niños ríen cuando se balancean en un columpio. Un mundo donde padres trabajan día y noche por llevar comida a sus pequeños. Un mundo donde maestros olvidan tener vida, para crear vidas. Un mundo donde personas te ayudan a buscarte. Donde las grietas, con amor y esfuerzo, pueden ser sanadas.
Bailo entre grietas y oxido. Bailo entre sonrisas y lágrimas. Bailo al ritmo de una canción. Bailo porque he encontrado paz en mi interior.
Baila por quién eres, no bailes por lo que esperan que seas. Porque al final, todos somos la perfección en unos ojos, cuando los demás ven ruinas.”Los aplausos se hicieron sonoros. La sonrisa de la castaña se ensancho mientras todos en su clase le hacían ovación. Su mirada cayó en Eithan, quien era el único que no aplaudía, solo la admiraba con tanta pasión. Él admiraba a su caótica perfección.