Capítulo I

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Entró en el ascensor, después de que las puertas se cerraron el uso las paredes metálicas limpias para arreglar levemente con sus manos su peinado, sabía que no tenía que hacerlo, pero era una técnica para evitar estar nervioso.

Se escuchó como las puertas se abrieron, él no le dio importancia y siguió jugando con su cabello rubio.

— Deberías dejarlo así— Dijo la voz de su lado, provocando un pequeño salto del susto en Steve.

—Sharon— Saludo luego de darse cuenta de la presencia de la rubia.

— Te ves bien —Comentó con una sonrisa ignorando la reacción del rubio —Aunque arreglarte un poco tu chaqueta— Recomendó mientras pasaba sus manos por las solapas de la prenda, acomodando lo mejor.

—¿A dónde ibas? —preguntó el rubio mientras su amiga sacaba un poco de pelo de animal que había en su chaqueta.

—Hoy es Halloween— Contestó con obviedad, pero Steve inclinó su cabeza levemente sin comprender lo que quería decir— Tengo que comprar dulces para los niños, también dejaron parte del correo de Betty en el mío y aproveche para llevárselo

El rubio soltó un suave gruñido al escuchar ese nombre, mientras Sharon soltó una pequeña rosa por la reacción de su amigo.

—La escuché hablando por teléfono— Comentó la rubia—Pensé que como siempre estaba hablando con su ex, pero no, resulta que escuchó otra vez patas de perro en tu departamento.

—Si, en realidad esta vez duró mucho que no me sorprende si escucho algo— Confesó Steve algo avergonzado.

—Bueno está es la tercera llamada del mismo problema, ya sabes que sucede a la quinta— Recordó Sharon.

— Que vendrán un día al azar a revisar mi apartamento y buscar al perro— Contestó Steve apoyándose en la pared haciendo una mueca.

— Ambos sabemos que no encontrarán nada, sin embargo, si siguen las llamadas te pedirán que dejes el departamento— Respondió Sharon recordando la parte final del contrato provocando en el rubio un pequeño quejido— Es tu culpa por mudarte a un lugar donde no aceptan mascotas.

—Solo me llevo bien con los cachorros— Comentó en voz baja— Los demás perros me ven como una amenaza para sus dueños y me ladran en el mejor de los casos.

—Lo sé— Dijo su amiga poniendo su mano en su hombro— ¿Y qué fue esta vez?

— Tony llamó— Confesó el rubio algo tímido. 

—Pensé que ya habíamos pasado la etapa de ponerte nervioso por las llamadas de Stark— Se burló Sharon.

—Esta vez fue diferente— Se excusó Rogers— Me dijo que me llevaría a un sitio distinto, iríamos a un al que nunca antes me había llevado.

—¿Y eso te puso ansioso? —Cuestiono Carter recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de su amigo— No creo que te lleve a uno de esos sitios prohibidos si sabe tu problema.

El rubio desvió la mirada haciendo una mueca mientras cruzaba los brazos.

—¿Steve, no le has dicho todavía? —preguntó la rubia poniendo sus manos a su cintura.

—No encontré el momento— Confesó Steve en un suspiro.

—Steve ya son meses desde que están saliendo, y no encontraste un momento correcto— Cuestionó la rubia ganándose una mirada de Steve.

El rubio iba a poner alguna otra excusa cuando las puertas del ascensor se abrieron, el par de amigos salieron al vestíbulo. A través de la puerta de vidrio ambos amigos pudieron ver al castaño saliendo de su auto hablando por su teléfono.

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