|Capítulo 21|

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|Avisen de errores ortográficos, por favor|

Este capítulo está intenso, aquí se narra la historia de Lea, ya que muchas insistieron en que ya querían saber qué fue lo que le había ocurrido. ¡Espero disfruten el capítulo!

Lea

-Me lastimas Noah...

-Para, por favor...

-Déjame salir de aquí...

-Abre la puerta, te lo ruego Noah...

-¿Cuánto tiempo me tendrás aquí?...

-No lo hagas...

-Dijiste que cambiarías, lo prometiste...

-No lo hice, lo juro...

-No le creas a Sebastián...

-No me golpees más, por favor...

-Quiero irme a mi casa...

-Me estás lastimando...

-Yo no quiero esto, Noah...

(...)

Me levanté sobresaltada, sudada y llorando... otra vez. Limpié mis lágrimas y miré a mi alrededor. Aún me encontraba en la oficina de Bruno pero ni él ni mis otros dos chicos se encontraban aquí ya que se habían ido a la junta que tenían pendiente, la cual, era la última del día. Me levanté rápidamente del sofá y limpié mis mejillas. Me acomodé el cabello, me acomodé mi ropa, me calcé y salí de manera rápida de ahí, cerrando la puerta detrás de mí. 

Corrí rápidamente hacia la salida, bajando las escaleras en vez de tomar el ascensor e ignoré la mirada que me echaban los trabajadores de la empresa cuando pasaban por mi lado. Llegué a la puerta de emergencia y salí rápidamente de allí, tomando grandes bocanadas de aire.

Llegué a mi coche y lo encendí de manera rápida, manejando hasta mi casa. Sé que debí despedirme de mis chicos, pero no me encontraba bien y, además, ellos se encontraban en una junta, no iba a interrumpir.

Pasé por una tienda y compré un helado de tres kilos, chocolates, nutella, gomitas y palomitas. Luego continúe manejando hasta aparcar el auto fuera de mi casa. Salí de prisa de éste, agarré la bolsa donde se encontraban las compras, mi bolso y me adentré a mi casa.

Cambié mi ropa por una más cómoda y me acosté en mi cama, no sin antes ir a la cocina por una cuchara para devorar mi helado y mi nutella.

Cambié mi ropa por una más cómoda y me acosté en mi cama, no sin antes ir a la cocina por una cuchara para devorar mi helado y mi nutella

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Lloré y lloré hasta que no me quedaron lágrimas. Otra vez habían vuelto esas horribles pesadillas, atormentándome nuevamente. Ya había ido al psicólogo varias veces, y de hecho, eso me había ayudado un montón. No entiendo por qué, ni cómo fue qué volví a tener esas horribles pesadillas.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora