CURSE [Jicheol]

CURSE

Fue un error.

Eso se seguía repitiendo a sí mismo Seungcheol, como si se llegara a convencer, sería como si no hubiese pasado nada.

Pasaba estresado cada segundo del día, su ansiedad no paraba de presentarse en cada que pensaba en ese tema.

Y que él le mirara con esos ojos preocupados no ayudaba en nada.

Sentía remordimiento, y si pudiese volver en el tiempo lo haría y revertiría todo lo que pasó; no se dejaría convencer por sus amigos para ir a aquella desgraciada fiesta, ni se emborracharía ni dejaría que aquel hombre le coqueteara, como tampoco iría a la casa de este.

Estaba borracho, y no era excusa para lo que hizo. No estaba del todo consciente, y el desconocido aprovechó su estado, y admite que lo disfrutó en su momento.

Si tal vez hubiese puesto más resistencia nada de esto hubiese pasado.

Se acostó con ese tipo que nunca más volvió a ver, pero de alguna manera le arruinó la vida.

No, él mismo se la arruinó.

Fue solo un error, pero fue el que le destruyó todo.

Fue por un maldito error que quedó en un hechizo del cuál no puede salir.

Por el cuál no lo recuerda a él.

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Ser fiel es parte fundamental de amar y respetar a esa persona especial. Y el mundo tiene una forma interesante de castigar a quiénes no lo cumplen; Haciéndoles olvidar el nombre de su pareja.

Los recuerdos quedan intactos, pero el nombre se pierde para siempre en la memoria de la persona que cometió la traición.

Aunque otras personas lo mencionen solo dura un par de segundos, y se es incapaz de retenerlo por mucho tiempo.

Muchos han intentado engañar al sistema, escribiendo el nombre en alguna parte, pero poco a poco esos recuerdos intencionales se pueden perder o distorsionar, y terminan olvidando también el porqué escribieron eso.

Claro que se puede romper esta maldición, pero solo cuando la persona que fue engañada les de su perdón.

Entonces Seungcheol si podría volver a recordar su nombre, ¿pero como le iba a perdonar, si su amado ni siquiera sabía del engaño?

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—Cheollie, ¿te parece si pedimos una pizza o algo así?— La pregunta le hizo parar en seco su labor.

Solo lavaba los platos, pero cada vez que él le dirigía la palabra se asustaba, creyendo que le había descubierto.

—Si, cariño, está bien— Respondió, volteando a verle con una ligera sonrisa— Quieres que llame yo?

—Te lo agradecería mucho— Dijo con una risa el más bajo, acercándose a su lado para pararse de puntillas y depositar un pequeñísimo beso en sus labios— ¿Qué haría yo sin ti?

Agrandó un poco su sonrisa, mientras secaba sus manos para llamar a la pizzería.

Soltó un suspiro al ver la espalda de su novio perderse por el pasillo.

Su infidelidad había ocurrido hace más de medio año, y de milagro no había sido descubierto. Disimulaba no saber su nombre al llamarle por apodos tiernos, algo que siempre ha hecho en el pasado, y por esta gran cantidad de tiempo no se ha presentado ninguna situación en la que deba nombrarle.