No Te Metas Con La Ouija

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"¿Por qué mis amigas no pueden ser normales?" Se preguntaba Rin con frustración, mientras observaba cómo Yura sacaba su famoso tablero de ouija a media pijamada.

Rin odiaba este tipo de cosas, no porque le diera miedo, sino porque para ella era una gran pérdida de tiempo.

Rin no creía ni en los espíritus ni en los fantasmas. El más allá sólo era una invención del hombre en medio de su desesperación por encontrarle un sentido más profundo a su mísera existencia.

-¡vamos Rin! ¡No seas tan amargada! - La animaba Sango -Solamente es un poco de diversión inofensiva- la trató de convencer.

-No lo sé, a mí no me parece tan buena idea- refutó Kagome a su otra amiga

-No me parece correcto molestar a los seres del más allá, después nunca sabes qué tipo de malas energías se quedan contigo- les advertía preocupada

-Ay no sean tan aguafiestas- Se quejaba Yura rodando los ojos -No será tan divertido si sólo lo hacemos Sango y yo, además ¿qué no tienes curiosidad de averiguar si le gustas a Inuyasha? - le preguntó Yura directamente a Kagome, por lo que ésta última no pudo evitar sonrojarse y darle la razón.

Hace tiempo que le gusta su compañero peliplata, pero las cosas con él siempre son demasiado ambiguas. A veces el chico la trata dulcemente, y es tan caballeroso que hace que el palpitar del corazón de la azabache se acelere como el trote de un caballo de carreras , sin embargo otras veces puede llegar a ser tan malhumorado y distante, que la muchacha se encuentra en un constante estado de frustración mental, tratando de averiguar de qué van sus tan repentinos cambios de humor.

Por lo que en medio de su desesperación, se olvidó de sus temores y accedió a preguntarle a algún espíritu, sobre lo que el futuro le deparaba a su amor.

Rin bufó con frustración, no creía en estas tonterías, pero no iba a coartar la diversión de aquella noche, por lo que decidió seguirles el juego a sus amigas.

Fue así como el grupo de amigas se encontraba en medio de una oscura habitación, sin nada más que las alumbrara que la luz de las velas que habían decidido prender.

Yura era quien dirigía la sesión

-y recuerden, por nada del mundo suelten la aguja, a menos de que ya se hayan despedido apropiadamente, sin nada más que agregar comencemos - anunció Yura en tono solemne

La primera en preguntar fue Sango.

Rin no se sorprendió ni se asustó cuando la aguja se empezó a mover para escribir una respuesta un poco elocuente.

Rin sabía que si bien, ninguna de sus amigas trataba de burlarse de la otra, inconscientemente entre todas hacían mover la aguja con pequeños movimientos involuntarios de manos , a ese fenómeno se le llama, efecto ideomotor.

Aun así, le causó mucha gracia cuando llegó el turno de Kagome de preguntar sobre los sentimientos de su amigo Inuyasha y la aguja primero viajó al SÍ, dibujando una sonrisa fugaz en el rostro de Kagome, que desapareció en cuanto la aguja viajó de nuevo hasta el NO, para luego deletrear NO SÉ en el tablero.

Kagome se enfadó un poco, pero lo dejó pasar.

Ahora era el turno de Rin, y estaba a punto de formular la primera pregunta que se le venía a la mente cuando su celular, guardado en su mochila al otro lado de la habitación, sonó.

Rin se estremeció de miedo, pero no por temor a los posibles espíritus del más allá que se pudieran encontrar en la habitación, sino más bien de la ira de su madre que se podría desatar si no contestaba, pues aunque era verdad que le había dado permiso de asistir a la pijamada, le había pedido que la llamara a las siete para que ella pudiera chequear que todo estaba bien. Pero se la estaba pasando tan bien, que se olvidó completamente de hacerlo.

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