Había un detalle que abrumaba a la familia Stark y era que el hermoso Omega no tenía olor alguno, era un omega diferente, pero para ellos no en el buen sentido de la palabra, temían que el omega fuese defectuoso. Todas las pruebas indicaban que era un Omega y su anatomía daba fe de ello, pero no emitía ese olor dulce que caracterizaba a los omegas. Solo en dos ocasiones aquel olor había llegado, era un suave olor a café aunque no tan dulce como el de los demás omegas. Tony se ilusionaba sobremanera, pensando que su olor se quedaría para siempre con él, pero se marchaba unos pocos minutos después. Aunque Tony dijera que no le importaba, realmente le preocupaba, tenía cierto miedo a fallar en ser aquello que lo enorgullecía, temía no ser capaz de dar vida, de no ser capaz de llevar un bebé en su vientre, pero eso nadie lo sabía y no tenían por qué. Desde que era un niño imaginaba una gran familia, un dulce esposo, un esposo que realmente lo amase y lo respetase más allá de una casta, pero cuando fue consciente del contrato sus sueños se fueron danzantes al olvido de su mente. Solo esperaba que se diera su boda y seguir con su vida.
Tony observaba como el rubio se perfilaba en la mayoría de las revistas. Luciendo jodidamente hermoso, atrayente, atrapando miradas, luciendo arrogante, arrogante como la mayoría de alfas. Posando con muchos omegas, betas, con alfas hermosas. Saliendo de fiestas, coqueteando, pero nunca se le miraba más allá de eso. Hubiera preferido mil veces que su boda fuese con el hermano pelinegro del rubio. Ese chico a pesar de ser un tipo jodidamente atractivo siempre se comportó como un alfa reservado, sarcástico con los que intentaban desvalorizarlo frente a su hermano y lo mejor que podía destacar de Loki era esa protección que desbordaba por su pareja, todas esas críticas por ambos ser alfas, a ese chico realmente no le importaba, él le daba su lugar a la hermosa rubia que era su pareja, Silvie. Deseaba ser Silvie o Loki, pero en el fondo se sentía feliz que ellos fueron felices, él sabía que la vida de ambos fue complicada, pero se tenían el uno al otro y eso era realmente hermoso.
Volviendo al rubio. Thor tenía todo lo que un alfa deseara. Belleza, poder, dinero y pronto un Omega. Tony se sentía abrumado en pocos días sería el anuncio de su compromiso y unos dos meses después sería su boda. Él ni siquiera participó en la organización de su boda, parecía un estúpido berrinche, pero realmente no le interesaba esa boda. No le interesaba nada que tuviese que ver con ese atractivo rubio.
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Para el rubio era muy difícil encajar en dicha sociedad. Empezando por su maldito olor. Su olor no era como el de los demás alfas, era un olor a flores, demasiado fresco como a bosque húmedo, no era algo normal en los alfas. Muchos esperaban un olor amaderado, pero no fue así. Él no deseaba ser como los alfas, pero su padre desde que él era un pequeño hizo todo lo posible para que aquel rubio se convirtiera en un alfa poderoso. Thor era su gran orgullo. Muchas veces Thor prefería marcharse, estar lejos de su padre y de sus amigos, para no tener que cumplir con los malditos estereotipos de alfistas. Deseaba ser como su hermano, convincente, luchar contra todo aquello que su padre quisiera, pero él siempre deseaba complacer a su padre, desde que era un niño y para Odín, Thor era su favorito. Para Thor era cansado tener que salir, presumir de todo lo que tenía. Tener que estar rodeado de personas tan superficiales, pero no era capaz de dejarlo todo, no tenía la valentía de su hermano, Loki, él no era como Loki, solo era un niño en el cuerpo de un hombre.
Cuando se enteró de quien era su Omega, realmente estaba feliz. El omega era hermoso y amaba como se mostraba implacable cuando tenía que luchar para defender a otros Omegas o betas. Algunas veces quiso conversar con él, conocerlo un poco más antes de que se casaran, pero parecía como sí el omega realmente lo odiaba. Siempre existía una razón para no estar ahí, para no verlo y eso realmente dolía, pero el rubio era consciente de que su imagen no era la más aceptable para su omega, pero él realmente deseaba demostrarle que él no era así, por su omega estaba dispuesto a luchar contra Odín y sus ideales alfistas, aunque no se sintiera totalmente capaz.