4.- ¿Estas loco?

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— Oh.. Bien, iré caminando, hasta mañana Tulio. — Metió una de sus manos en el bolsillo derecho de su chaleco negro que poseía para sacar una cajetilla de cigarrillos y dar la vuelta.

— ¡Bodoque! ¿A dónde creés que vas? Tu vienes conmigo, en este instante iremos a tu departamento por tus cosas e irás a casa conmigo. — Habló de forma autoritaria, no pensaba dejar solo a su amigo, ¿y si lo intentaba otra vez? No lo permitiría.

— Que buen chiste Tulio. — Soltó una risilla mientras tanto el más alto lo miro con duda, ¿había dicho algo gracioso?

— Habló en serio Bodoque, sube. — Abrió la puerta del copiloto esperando que el conejo rojo entrara.

— ¿Que diablos? ¡¿Te volviste loco?! — Exclamó exaltado, ¿y ahora que diablos pensaba Tulio? Siempre decía idioteces pero esta vez superó el límite, volvió a mirar la expresión de su amigo, parecía hablar muy en serio, este era uno de los momentos en los que el de mayor altura se ponía serio, ya lo había visto así varias veces y en verdad lo ponía nervioso.

— ¡No estoy loco! Estoy... Es que, Bodoque solo ¿podrías subir ya? Esta oscureciendo.— Desvío la mirada avergonzado, se comenzaba a arrepentir de lo que había dicho, no iba a negar que la idea de convivir más con su gran amigo de la infancia le emocionaba, pues ambos estaban muy ocupados con sus trabajos que no tenían mucho tiempo para hablar o salir como antes.

— Solo será esta noche, ¿cierto?

— No, no voy a arriesgarme a que lo intentes mañana, o pasado mañana, o pasado pasado mañana o pasado pasado pasado maña- — El de ojos amarillos iba a seguir hablando pero el de rojo lo interrumpió.

— Esta bien, ya entendí.

— Sabes, no tengo ningún problema con que vivas conmigo

¿Tulio Triviño me esta invitando a vivir con él?, ¿solo siente lastima por mi?. Soltó un suspiro fastidiado. — No necesito tu lastima Tulio.

— No es lastima, quiero pasar tiempo con mi gran amigo de la vida. — Sonrió alegre, no mentía y como acto seguido el conejo rojo solo desvío la mirada.

— Gran amigo.. — Dijo para si mismo el conejo, se estaba arriesgando mucho, no quería volver a confundirse, pero tampoco debía dar a entender el porque no quería ir.

— No es para tanto Bodoque, vamos. — Camino hacia el otro lado del auto y abrió la puerta del piloto para acomodarse en su lugar y encender el auto.

— Claro. — Sintió sus ojos humedecer se, estaba sensible y de cierta forma lo que había dicho Tulio lo afecto, a veces así era, hablaba sin pensar mucho como afectaría. No lo entendía, subió en el asiento del copiloto y cerro la puerta. — ¿Qué hacías ahí, Tulio?

— Pensaba en ir a verte.

— Mi departamento queda del lado contrario.

— Quería comprar donas para comer, es qué se me antojaron, podemos ir a comprar si también quieres. — El conejo asintió levemente y como acto seguido el chimpancé sonrió. — ¿Me contaras por qué querías hacerlo? — Lo miró de reojo, no podía despegar mucho la vista de la carretera, a menos de qué quisiera chocar.

— Lo haré, pero no ahora, ¿puedo decirte algo Tulio? — Observó al nombrado, quien aún miraba hacia al frente pero escucho una respuesta afirmativa. — No tengo muchas muchas ganas de hacer nada, tampoco me apetece hablar, sonara estúpido, pero quiero estar en un rincón, escondido, lejos de todo, sentir calidez, tal vez no dormir, pero cuando me levante no tenga que enfrentar la realidad de mierda. — Al mismo tiempo que hablaba se acurrucaba en el asiento abrazándose así mismo, para luego quedar dormido, vaya que lo necesitaba.

¿𝙈𝙤𝙩𝙞𝙫𝙤𝙨 𝙥𝙖𝙧𝙖 𝙫𝙞𝙫𝙞𝙧? - 𝘛𝘶𝘥𝘰𝘲𝘶𝘦. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora