N/O
Siempre te recordaremos Dominik Schneider 1982-2013
Leía Aleska, mirando la lápida que tenía enfrente, repitiéndolo varias veces en su mente tratando de encontrar un poco de remordimiento en su interior, que claro, no encontró.
No encontraba una explicación que le dijera, ¿Cómo pudo aguantarlo tanto tiempo?. Aunque claro que sabía que era lo que la ataba a él, el dinero. Él solo le trajo desgracias a su vida, una de ellas, una adolescente de diecisiete años llamada Adelinne.
Cada que la veía le recordaba a él, los mismos ojos, la misma sonrisa e incluso, su actitud.
La odiaba, de verdad lo hacía. Lo único que esperaba para poder acabar con ella, era el momento perfecto.
Dejó de ver la lápida y alzó la vista al cielo gris, se le vino un recuerdo fugaz, donde su mejor amiga le preguntaba, si podrías viajar al pasado, ¿Qué cambiarías?.
Nada, absolutamente nada, ella jamás se arrepentía de nada de lo que hacía.
Bajó la vista de nuevo hacia la lápida y soltó una carcajada recordando la satisfacción que sintió cuando mató a su esposo, sintiendo como la sangre de su esposo le bajaba por las manos, disfrutando de la sensación de cómo él la tomaba de las manos tratando de alejarla de su cuello cuando lo estaba asfixiando. Casi podía volver a escucharlo pidiendo que no lo matara, que no le hiciera nada a Adelinne y que le daría lo que quisiera. Pero lo que Dominik no sabía, era que ella ya lo tendría todo con su muerte.
Todo el dinero que Dominik tenía, pasaría automáticamente a ella, claro que tendría que terminar con su hija antes, pero ya se encargaría de ella.
Se puso en cuclillas y le habló a la lápida con una sonrisa:
—Espero que estés sufriendo en el infierno, amor mío— dijo burlona—, te juro que si podría traerte de vuelta, lo haría, pero solo para que veas cómo mato a tu preciada hija.
Se rio a carcajadas, tanto que pronto le salieron las lágrimas.
"¡Eres una loca! ¡Estás demente, necesitas ayuda!"
No estaba loca, claro que no, se repitió a sí misma en un intento de que las palabras que le dijo Dominik antes de morir, no le hicieran algún efecto.
Se levantó furiosa por el tonto recuerdo, y antes de que pudiera golpear la lápida con una patada, le entró una llamada de Adelinne.
Soltó un bufido y contestó de mala gana:
—¿Qué quieres?— espetó— estoy ocupada, estúpida.
Adelinne soltó un suspiro de cansancio, tampoco soportaba a su madre. No podía creer cómo podía existir una persona tan desagradable en el mundo.
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ADELINNE (BORRADOR) COMPLETA ✔
Short StoryTras la inesperada muerte de su padre, Adelinne comenzó a conocer lo que es el verdadero infierno. Su madre, que antes de la muerte de su padre ya la maltrataba, le enseñó que no se necesita ir al infierno para conocerlo cuando desde la comodidad de...