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Me senté en el césped del jardín, arrancando matojos de hierba, intentando desahogar mi ira sin utilizar las cuchillas de por medio. Las lágrimas comenzaron a caer de nuevo, incontrolablemente bajaban por mis mejillas.

A mis lados, sentadas, mis cuatro mejores amigas, ellas me habían apoyado en todo y me estaban ayudando a ser una persona perfecta; Ana, Mia, Deb y Cat.

Esas chicas son perfectas, me ayudan a convertirme en la chica ideal, delgada, guapa y sin dolor...

Mientras me susurraban al oído cosas que necesitaba oir, ví pasar a ese chico tan 'popular' y me dieron ganas de patearle la cara con mis botas, pero sería demasiado basto.

"Ana lo solucionará cariño..."

"Echa la ira por la boca...necesitas vomitar cielo..."

"Llora, llora por favor, lo necesitas"

"Hazlo, solo crea sangre, es lo que todos quieren...Confía en mi...Sam, hazlo..."

o dejaba de oir esas voces en mi cabeza y una pequeña sonrisa se me escapó. Me fuí corriendo a casa, con la capucha puesta. Al pasar el cruce, el chico me miró, solo bajé la vista y pensé 'retrasado', después me fui.

Saludé a mi madre y me encerré en la habitación. Cogí esa cajita que el me regaló, esa cajita con esa inscripcion 'te quiero, no te dejaré ir', esa cajita que tanta guerra dió entre nuestros dos cuerpos, esa cajita que contenía a Cat. La cogí y fui al baño, empezando a trazar lineas por mis piernas y mis brazos. Empezaron a salir burbujas de sangre y una sonrisa en mi cara, acompañada de unas lágrimas. 

Ya de acabar pensé, ¿cuándo se acabará el dolor?

AntisociedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora