LUNA

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Es una noche fría de invierno, el viento sopla una suave brisa que hace bailar las copas de los arboles de la montaña. Del bosque surgen manchas de vida allí donde se puede ver el precioso danzar de los pinos i abetos contentos al rozarles el dócil céfiro que, a su vez, generan una hermosa y apacible serenata. A este majestuoso espectáculo se le suman las criaturas nocturnas y sus voces únicas y en exclusiva de este paraje natural. Es un ambiente muy tranquilo para muchos, ideal para ir a relajarse después de un día de mierda, de una mala racha, de la vida cotidiana... Esta noche han recogido las cortinas de nubes para permitirnos observar el inmenso cielo estrellado, con una Luna, llena, en su máximo esplendor que enciende todo la montaña. De repente, algo rompe esa paz, es un lobo. Un aullido. A la Luna llena. ¿Que le querrá decir?

Estoy preocupado, Luna. Ya no se habla del amor en las relaciones de los humanos. Ese que nos unió a ti y a mí hace mucho tiempo. En la unión de un humano con su pareja no se valora la hospitalidad o el aprecio; ahora es más "romántico" que cada uno se preocupe de sí mismo y el no idolatrar a tu pareja, parece que si muestras lo orgulloso que estas de poder decir que esa persona es tu pareja es motivo de alerta en la relación. No valoran los pequeños detalles, el tiempo ni la estabilidad; hoy en día, Luna, se matan buscando en hacer regalazos que valen millones y carentes de significado para ambos; se valora el pasar tiempo juntos, sí, pero al chasquear los dedos se convierte en monotonía y, tener objetivos en común con tu pareja, planes de futuro, de familia... son todo ilusiones que se esfuman, como aquel que apaga una cerilla con un soplido suave. Y lo peor de todo, Luna, es que cuando encuentran a alguien que valora la hospitalidad y muestra aprecio por su pareja, cuando ven que su pareja tiene detalles, valora cada segundo con ella y tiene planes de futuro consistentes con su pareja... les asusta, se marchan. Todo el amor y toda la fe de esa persona que sigue creiendo en el amor, se desprestigian, no son valorados.

 Ahora se valora más un amante que un "proveedor"... ¿de verdad piensan que pueden casarse con un amante, Luna? No buscan el amor, mi vida. Van buscando el cambio continuo, experimentar... buscan al que genera esa incertidumbre de que no estará ahí para siempre; el amante. Y se olvidan del que les aporta, con el que complementar, se olvidan de sentirse amados y no queridos; el proveedor. No entienden que el amor también implica querer y desear, que el proveedor es capaz de amar y el amante solo te quiere o te desea.

Cuando nos conocimos... te acuerdas? tú entrabas con muchas heridas a mi cueva. Mi objetivo no era curarlas, no era jurarte un amor eterno... simplemente me propuse darte la oportunidad de ser tú misma con alguien sin miedo ninguno, porque supe que alguien te había hecho todo ese mal. Y cuando eras tú, en todo tu esplendor, es cuando me enamoraba de ti. Me preocupaba por que curaras tus heridas, me alegré al verte sana, muchísimo, aun que no lo estas del todo. Yo te he amado, Luna, y aún te amo.

Y tú empeñada en saberlo, en preguntarme todo el rato "¿me quieres?" "¿cómo lo sabes?". Pues claro, aún estabas herida, un poquitín. Pues lo sé, porque entraste en mi cueva sin preguntarte que hacia ahí yo solo. Me diste la oportunidad, así, de hacerme conocer tal y como soy en realidad, pues fuiste la única en mucho tiempo en conocerme de verdad. Lo sé porque he tenido el lujo de conocer todas, o casi todas, tus facetas y puedo decir, entonces, que me encantan; porque verte reír me alegraba el día; porque me sentaba bien ayudarte en tus malos días y que tú me ayudases a mí en los míos; porque cuando solo teníamos 15 minutos para estar juntos, eran suficientes; porque no perdía las ganas de traerte tres flores cada noche, ¿sabes?; porque estaba a gusto contigo. Porque me aportas mucho, ya lo sabes... y yo a ti, que coño; porque siempre he tenido (y sigo teniendo) ganas de estar contigo, solos; porque me bastaba solo un beso. Y, sobre todo, porque cuando te fuiste seguía enamorado de todo eso y, cuando vi que no volvías me propuse seguir creciendo, aprendiendo, haciéndome fuerte y, así, estar preparado para tu llegada.

Mi amor hacia ti se hizo mucho más fuerte cuando te fuiste. Sin estar, sin un simple beso, ni abrazo, ni un "buenas noches vida", seguía preocupándome por ti, seguía estando orgulloso de haberte tenido, seguía pensando en pequeños detalles, seguí buscando cada mísero segundo para estar contigo, seguía creyendo en nosotros y me seguían interesando los planes de futuro contigo. Entonces es cuando se que, realmente, eres algo muy bueno para mí y yo para ti y que hay que seguir luchando. Por mucho que tu estes ahí arriba en el cielo y yo aquí abajo en este bosque tan mágico. Pero hubo un día que bajaste y me lo explicaste todo.

Cuando volviste lo entendí todo. Supe que no importan los hechos por si solos, que una buena intención que los acompañe los multiplica en valor y sentido; incluso que la buena intención, por sí sola, es lo que genera el valor y el sentido y luego hacen consecuencia los hechos. Y es, en los hechos, dónde nos podemos equivocar, pero nunca lo haremos con nuestras intenciones. Entendí que era capaz de perdonar, pero no olvidar y que eso no es malo. Que tenemos la mala percepción de que el perdón conlleva olvido cuando, en realidad, lo que conlleva es la intención de aprender a seguir viviendo con ello para hacer el camino más largo. Cuando te fuiste entendí lo valioso que era yo y al volver entiendo lo valiosa que eres para mí.

Si toda esa gente supiera nuestra historia... Pero no hay nada que hacer, creo yo. Y eso es lo que más me preocupa. El hecho de tener que dejarlos ser hasta que se den cuenta de lo que se están perdiendo y no hacer nada. Corriendo el riesgo de darse cuenta tarde o no hacerlo y perderse lo mejor que les puede pasar en la vida. No tienen ni idea estos humanos.

Mi amor, Luna, ¿cuando vas a volver a la Tierra conmigo? No sabes lo que te echo de menos. No sabes lo necesario que seria, para esta racha que llevo, verte sonreír de nuevo. Lo que necesito, ahora, tus abrazos en las noches frías. Porque en el bosque hace frio. Tengo muchas ganas de volver a estar juntos en cuerpo y alma los dos. Verás, en las noches que no estas, me quedo mirando a las mismas estrellas y sus constelaciones, como la Cabellera de Berenice, o las luciérnagas del bosque que me recuerdan el brillo de tu luz; me alivia un ratito y me hace sentir a gusto, pero no es lo mismo que verte a ti. Aquí. A mi lado.

Creo haber encontrado el método para que no tengas que volver al cielo, Luna. Para que no tengas que irte más. Pero es algo que tengo que decirte cuándo vuelvas. He conocido a otros lobos que me están ayudando con esto y que me hacen crecer exponencialmente, de verdad que no creía que podía haber alguien como yo. Y déjame decirte que también hay parejas como lo éramos tú y yo. Que se aman, se valoran, se respetan, se aportan...

Entonces, el lobo, cabizbajo, pensativo, preocupado, triste... baja de la colina donde ha podido hablar con su amada, la Luna, y se dirige a su cueva donde pasará otra noche más. Fría. Solo. Sin ella.

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⏰ Última actualización: Nov 01, 2021 ⏰

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