Parte 11: Demonio

496 42 3
                                    

Mis padres no llegaban así que me decidí a bajar, estaba paseando por la sala cuando escuché el ruido de una hoja siendo pisada, al bajar la cabeza encontré una nota –parece ser que cayó de la mesa–, la recogí y la leí con rapírez en silencio.

En la nota me decían que iban a regresar hasta mañana, y yo durmiendo como tonto. Voy a tener que adelantar mis planes, es hora de aclarar todo esto de una vez, vaya que quería ver a mis padres por si al hacer lo que tenía planeado después me pasase algo, pero sinceramente no creo, pero quien sabe. Aún no sé la respuesta a mi acción, simplemente me propuse a seguir caminando en la casa y empecé a llamar a Isaac buscándolo, me miré al espejo pensando un poco.

Mis ojos enfocaron la vista detrás de mi, haciéndome pegar un brinco al ver al idiota de Isaac detrás. Sentí que por un momento casi me daba un infarto, definitivamente él era inoportuno, es decir, lo buscaba, pero no para que me diera un susto.

Me volteé tratando de no lucir nervioso y el me miró curioso de saber para que lo había llamado, así que comencé con un suspiro y hablé.

—Debemos hablar Isaac.

— ¿Ah si? —arqueó una ceja. —Entonces dime, ¿qué pasó?

—Bueno, ¿cómo te lo digo? —lo pensé en silencio un momento, reuniendo valor. — ¿Q-Qué eres?

Me miró incrédulo por un momento. — ¿Cómo que qué soy? Explicate.

—O sea... ¡¿Qué eres?!.. Un ángel, un fantasma, un demonio, un alma, mi imaginación quizás... —di algunos ejemplos para que me entendiera, rodando suavemente los ojos con el último.

—Ahí vas de nuevo... —bufó el peliblanco. — ¡Que no soy tu imaginación, entiendelo! No importa cuanto quieras convencerte, yo soy real, pero para que entiendas el porqué solo tú puedas verme, debo explicarte muchas cosas.

—Resumelo.

— ¡Ya qué! —suspiró y se sentó, por su facción parecía estar ordenando las ideas.
—Mira, del lugar donde vengo no tengo nada que hacer, podría decirse que es una vida normal, pero es aburrido y, a veces, en ciertas partes del lugar donde vivo hay papeles enterrados —levantó la cabeza un poco para verme.

—Sé que es raro pero literal, hay papeles en suelo, al recogerlos en ese papel aparece el nombre de alguien y desde ese momento estamos comprometidos a cumplir sus deseos, claramente siempre sale gente con deseos malos, pero bueno, eso pasó, me encontré tu nombre tirado, estaba muy aburrido, ¡y aquí estoy! Solo puedes verme tú porque voy a cumplir tus deseos, no los de los demás... Tus deseos son interesantemente malvados y bueno, supongo que es todo lo que debes de saber —se encogió de hombros.

Me quedé callando un momento, procesando. — . . Ok . . Entonces, volviendo a mi pregunta, ¿qué eres? —insistí.

Isaac rodó los ojos pero al final asintió con la cabeza. —Está bien, te diré... Pero no te vayas a asustar, ¿entendido?

— ¿Y por qué me asus...? —fui interrumpido.

—Soy un demonio.

— ¿Qué?

—Soy un demonio, demon, akuma, ¿en que idioma debo decírtelo? —habló fastidiado. —Tú querías saber. No fue mi culpa.

—Entiendo. Así que un demonio... Y... ¿No hay un precio?

— ¿Precio de qué?

—Ya sabes, llevarte mi alma o algo así.

— ¡Ah! —sonrió. —No, ¿cómo crees? Solo me quedaré con las almas que sean asesinadas, es todo.

Lo miré algo incrédulo al principio, pero no tenía mucho caso que me pusiera a alegar. —Oh, gracias por decirme.

— ¿De nada? —Isaac se paró de su asiento y desapareció mientras yo parpadeaba. Odio que me deje hablando solo como si fuera esquizofrénico, pero que mas dá.

Ha llegado la hora de esperar que sea mañana, para ver que pasa con esos 3 acosadores... Será divertido... ¿No?

Solo Es Mi Imaginación.... VERDAD?!?! [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora