Nunca imaginé conocer a alguien como tú, no pensé que siquiera fuera posible el hecho de que existiera alguien como tú; un suicida buscando la excusa más mínima para no serlo. Tengo un sueño contigo que no para de reproducirse en mi cabeza una y otra vez cada noche, un sueño donde nos queremos y nadie tiene objeción, un sueño donde tú me miras y me dices que no pasa nada, que no importa que la gente se asuste y no tenemos por qué ocultar nuestros sentimientos. Un sueño donde me miras con la mirada con la que te miro.
Recuerdo esa primera noche, nos sentamos junto a la fogata que encendió Sid, podía sentir el calor de tu cuerpo cerca del mío, la cueva de roca parecía bastante húmeda, aunque era una simple teoría, dado que nos quedamos en una esquina sin adentrarnos más, solo necesitabamos cubrirnos de la nieve. Recuerdo que empujaste a Sid al borde de la cueva en cuanto se quedó dormido, aún así se escuchaban sus ronquidos y balbuceos nocturnos en todo el lugar, podía alcanzar a notar un pequeño eco viniendo de la profundidad, hasta que reiste y fue lo único que mis oídos pudieron escuchar, reí contigo, reímos un buen rato por la situación.
Comenzamos a hablar de cosas mientras las llamas iban subiendo, desvaneciéndose frente a nuestros ojos, me contaste sobre tí, sobre tu difunta familia. Yo... yo simplemente no podía creer que tuvieras tantos sentimientos tan profundos, supongo que por eso me enamoré tan fácilmente de tí, quedé fascinado.
Recuerdo la última vez que tuve la esperanza de que tuviéramos algo especial, nos sentamos junto a una fogata que nuevamente había encendido Sid el Rey del Fuego, ya habían pasado meses de haber entregado al pequeño bodoque. Nos habíamos decidido por ser unos aventureros, explorando cada rincón que podíamos, éramos una increíble manada y yo disfrutaba cada experiencia que vivía contigo. Hablamos toda la noche de miles de temas, definitivamente me enganchaste.
Recuerdo que esa noche me miraste, y pude distinguirlo en tus ojos, dime si fue verdad lo que sentí, dime si me miraste como yo te miré. Intentaste cubrirme del frío con tu trompa, yo definitivamente quería que lo hicieras, aunque no exactamente por el frío. Fue un intento bastante torpe, inconscientemente pensé que querías atacarme y te ataqué, tal vez si no hubiera reaccionado de esa manera..., reíste nerviosamente y te dije que tenía que ir a buscar más leña para la fogata, para cuando volví ya habías caído dormido.
El siguiente día conocimos a Ellie, y bueno, no puedo vivir sin tí, ¿qué se suponía que hiciera? No pude hacer más que quedarme a ver cómo te enamorabas de alguien más.
