Desconocido

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El tren permanecía en un silencio sepulcral lo que permitía que los sonidos del exterior se filtraran con facilidad en su interior.

Jadeos, pisadas, gritos.

No quería oír más, pero tampoco podía permitirse ser ruidoso en su situación, solo debía esperar su eventual muerte.

Con un fuerte pestañeo las luces volvieron a prenderse.

Los jadeos de afuera se volvieron más fuertes, llegando casi a ser gruñidos.

- Él debe irse, los está guiando hasta aquí – la anciana habló.

Levantó la cabeza con temor, esperando que alguien dijera lo contrario, mas se encontró con todas las miradas puestas sobre él, de nuevo.

- Allí afuera me matarán – su voz temblaba como el resto de su cuerpo, pero su mano aprisionaba con fuerza la tarjeta.

- Si no te vas, todos aquí moriremos – miró otra vez el lugar, deteniéndose esta vez en los niños que había visto hace un rato.

Su madre los abrazaba mientras susurraba palabras tranquilizadoras, mordió su labio con nerviosismo.

- Vete – dijo un hombre que rondaba los cuarenta años, apretaba los puños y la mandíbula fuertemente dando a entender su enojo y nerviosismo.

- Tienen razón ¡Vete! – otra voz respaldó, su respiración comenzó a acelerarse nuevamente sintiéndose acorralado.

Sintió como era jalado por su ropa hacia la puerta rezando internamente porque esta no pudiera abrirse, supo que el universo completo estuvo en su contra cuando con solo presionar el botón de emergencia las grandes piezas de metal se desplazaron hacia los lados dejando ver el lado del túnel en el que se encontraban.

Fue empujado hasta estar fuera del tren, levantó su mirada con sus ojos llorosos, rogando un poco de compasión, pero supo que no la obtendría cuando las puertas volvieron al lugar de antes.

Los gruñidos y jadeos volvieron a llenar sus oídos, el lugar estaba muy oscuro, pero sabía que si se quedaba allí solo era cuestión de tiempo para que lo encontraran, solo pensó en una opción.

Correr.

Tomó la tarjeta escondiéndola en su bolsillo, al igual que su celular, siendo lo único que quedó en sus manos el encargo que su padre le había hecho.

Y corrió.

Corrió como si su vida dependiera de ello, porque así era.

Miraba hacia atrás de vez en cuando sin mucho éxito, la oscuridad parecía disminuir cuando pudo divisar la luz de la siguiente estación.

Llegó allí en pocos segundos, su cuerpo cada vez se sentía más pesado, por lo que le resultó en extremo difícil subir los pocos centímetros que separaban el piso de la estación de las vías del tren.

Su cuerpo entero se desplomo sobre el frio suelo, notando algo de humedad en este, un poco dudativo levantó la mirada soltando un grito ahogado cuando vio de que se trataba.

Sangre.

Demonios, los inhumanos solo habían comenzado hace unos minutos... y ya tenían víctimas, y lo peor... con el poco tiempo que había pasado, era seguro que aun rondaban el lugar donde estaba.

Giró la cabeza con lentitud observando hacia todos los lugares posibles, para luego levantarse haciendo uso de toda su fuerza de voluntad, porque a su cuerpo, poco a poco de le agotaba la energía.

Solo debía hacer lo que ya llevaba haciendo toda la noche, correr, pero ¿Por qué en esos momentos parecía una tarea tan compleja?

Avanzó a paso apresurado hacia las escaleras, saldría de ese lugar. A penas puso un pie en el escalón un ruido lo obligo a voltearse sintiendo su sangre helarse al contemplar a pocos metros de él una figura humanoide olfateando el lugar, buscando algo... y creía saber que era lo que buscaba.

Nunca había visto a un inhumano tan de cerca y desearía jamás haberlo hecho, sabía que todos eran diferentes, por lo que no tenía idea de que debía hacer, cada una de sus extremidades parecía estar congelada en su lugar, quería huir, pero no podía hacerlo.

Su respiración se atoró en su garganta cuando la mirada del humano se posó sobre él, fue ahí cuando fue consiente de las manchas rojizas que decoraban su rostro, cuello y parte de sus manos.

Había sido él, ese ser había matado a una persona y era exactamente lo que quería hacer con Yeonjun.

La criatura corrió veloz en su dirección, cuando el cuerpo de Yeon pareció por fin reaccionar y retomar su carrera hacia el exterior, el golpe de adrenalina de ese momento fue suficiente para que sus piernas se movieran rápidamente, sin reparar en su cansancio físico.

Cuando llegó a la calle continuó corriendo, sorprendiéndose por lo desolado que se veía el camino.

El fuerte sonido de un bocinazo más el rechinar de los neumáticos lo trajo de vuelta a la realidad, haciéndolo para de golpe en medio de la carretera.

La ventana del auto frente a él bajó, dejando ver a un chico castaño con semblante molesto.

- Muévete o súbete ¡Pero rápido! – habló, sorprendiéndolo, solo le bastó mirar hacia atrás para comprobar que el inhumano aun lo venía siguiendo.

Sin pensarlo mucho entró al automóvil del desconocido, presionándose con fuerza contra el asiento del copiloto cuando el vehículo aceleró de golpe.

- Gracias – musitó luego de unos minutos de silencio, donde trataba de recuperar su respiración.

- ¿Cómo la activaste? – preguntó seco el contrario, provocando que abriera sus ojos en demasía.

- ¿Cómo....Como sabes eso? – el desconocido apartó su vista del camino por solo unos escasos segundos con una ceja elevada.

- Esa cosa iba directo hacia ti y estabas solo corriendo por el camino, no creo que hallas querido a salir a jugar a la presa y al cazador, así que seguramente activaste tu tarjeta de alguna manera ¿Cómo lo hiciste? – preguntó nuevamente.

- La mojé, por accidente... si eso – contestó, mirando en otra dirección.

- Ya veo – dijo el otro en voz baja frunciendo su ceño.

El silencio volvió a reinar entre ellos hasta que Yeonjun volvió a hablar.

- Tú... ¿También la activaste? – inquirió con suavidad.

- No, yo no – la mirada de Yeonjun cambió a una sorprendida.

- Pero... entonces.... - Fue interrumpido antes de que pudiera terminar de hablar.

- Fue mi hermano, estoy yendo a casa de mi hermano, él... perdió su tarjeta y solo... se activó – dijo con pesadez en su voz – pero primero debo deshacerme de ti, dudo mucho de que quieras ir a acompañarme – Yeonjun empuñó sus manos contra la tela de su ropa antes de asentir.

- Tienes razón, puedes dejarme en... - el estruendo del vidrio al romperse lo interrumpió, el rostro del desconocido calló inconsciente hacia el volante del auto, este dio vueltas hasta detenerse a un lado de la calle.

Yeonjun vio con nerviosismo la sangre brotar de la cabeza del chico a su lado, observando en dirección a donde había provenido el repentino ataque.

Dios, ese definitivamente no era un buen día para él.

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⏰ Última actualización: Nov 07, 2021 ⏰

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