Prólogo

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Grita si alguien intenta tocarte.

Patea si alguien te quiere llevar a la fuerza.

Llora para llamar la atención.

Corre si son demasiados.

Esas simples reglas eran las que me habían repetido varías veces después de las extrañas desapariciones de varias chicas en Francia.

Solo tenia que seguirlas y así lo hice, pero ellos eran grandes y mis gritos ellos los callaban, mis patadas no les hacían daño, mi llanto era en vano porque nadie estaba allí, nadie más que mi amigo y correr no era opción, no cuando dejaron casi muerto a Adrien por enterrarle una navaja a un costado, no se, no sé si vive o si esta muerto por mi culpa.

Aún recuerdo como me inmovilizaron, me sostenían por las manos, otro por las piernas y otro se encargó de dormirme con cloroformo, mis ojos se sentían cansados y lo último que vi fue a mi amigo tirado en la calle, viendo como la lluvia se llevaba su sangre.

Me rendí y me deje llevar esperando mi destino, no estaba muerta pero pronto lo estaría, ya sea por tráfico de órganos o por prostitución.

Soñé tanto en mi destino que... no pensé que un día estaría frente al espejo viéndome convertida en una mujer.

Soy libre, pero no estoy en la libertad de dejar este lugar.

He aceptado mi destino he cambiado de planes y estoy en camino a considerarme una artista, que usa su cuerpo liberando todo la sensualidad que me cargo.




Antigua-nueva historia, pues... porque no tenía tiempo de escribirla.

Aquí me tienen escribiendola y renovándola.

IN THE NIGHTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora