Si mi abuelo viviera

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Si mi abuelo viviera, se hubiera ido a vivir con nosotros; hubiera vuelto a su casa, a su hogar.

Si mi abuelo viviera, se hubiera puesto a trabajar; ¿De qué? No lo sé, pero él decía que no se trataba de otra cosa sino de ser el mejor, porque en cualquier trabajo digno se podía serlo; él hubiera sido el mejor.

Si mi abuelo viviera, tendríamos más recuerdos juntos de los que ya tenemos; más fotos, más videos, más momentos que nos marcaran para siempre; hubiéramos sido todo lo que no fuimos.

Si mi hubiera viviera, me hubiera contado sobre su niñez; con un padre duro y una madre cariñosa, sobre su juventud; como el excelente albañil y adicto en el que se había convertido, sobre su adultez; con una esposa y tres hijos... quizás más, sobre su vejez; con un futuro incierto arrastrado por una enfermedad; me hubiera compartido parte de su vida, parte de él.

Si mi abuelo viviera, me hubiera visto jugar con mi pelota en el patio de la casa, me hubiera visto usar con emoción el lapicero negro que me regaló, me hubiera visto hacer muecas por lo rasposa que resultaba su barba de santa Claus para mis cachetes y barbilla, en su intento de darme el cariño que él jamás recibió, me hubiera visto hacerle preguntas como: "¿Por qué tienes una pierna más corta que la otra?, ¿Por qué tomas tantos medicamentos?, ¿Por qué te alejaste de nosotros?, ¿Por qué regresar ahora?, ¿Por qué abuelo? ¿Por qué?" Preguntas para las que ni siquiera hubiera tenido una respuesta que mi pequeña cabecita pudiera comprender.

Si mi abuelo viviera, hubiera leído el cuento que le escribí cuando estaba en el hospital, hubiera ido a buscarme a esa sala de espera repleta de gente, con paramédicos entrando y saliendo, llevando sobre camillas historias que vivían el inicio de algo o el final de todo.

Si mi abuelo viviera, no hubiera sabido lo que depender de todos menos de tu mamá porque "tu abuelo la necesita", no hubiera entendido tan pronto qué son los velorios y porqué la gente sufre tanto en ellos, no hubiera conocido tan a prisa los jardines donde ahora descansa y donde solemos visitarlo, no hubiera sabido lo que es escribirle cartas a alguien que ni siquiera las puede leer, lo que es perder a alguien que ni siquiera tuve.

Si mi abuelo viviera, aunque sé que ya lo está, se sentiría orgulloso de cada uno de sus nietos. Hubiera convivido con el primero de ellos a su regreso, hubiera visto a la segunda dar clases a niños pequeños, hubiera enloquecido con la tercera estudiando arquitectura, se hubiera sorprendido una vez más con el ingenio de la quinta, con la altura y complexión del sexto, le hubiera admirado el carácter de la séptima como gacela y hubiera tenido en sus brazos a las dos más pequeñas.

De mí no sé qué hubiera pensado, creo que a veces es más sencillo suponer lo que cierta persona piensa de los demás que de ti. Esa es la duda que me roba el sueño algunas noches. Siempre salía al patio con la esperanza de que dijera algo, pero como respuesta sólo tenía ese silencio que te calaba hasta los huesos, esos ojos cafés profundos y esos labios secos. Lo que pasaba por su mente fue, hasta el último día, un misterio para mí.

Pero, si mi abuelo viviera, ¿De verdad hubiera hecho todo eso? Siendo sincera, no lo sé. A veces las cosas pasan como queremos y a veces no, pero cuando la realidad es dura nos hace pensar en cómo hubiera sido todo si lo que está pasando no estuviera pasando, nos hace crear un mundo alternativo en el que sólo hay lugar para los finales felices con el afán de protegernos de nuestra tristeza, con el simple propósito de No enfrentarnos a lo que nos espera, y es ahí cuando vivimos deseando lo que no tenemos en vez de disfrutar lo que sí.

Lo cierto es que con o sin mi abuelo, nuestras vidas continúan, algunas veces pensando en qué hubiera pasado si hubiera vivido; donde imaginar a un hombre distinto al que siempre había sido es más sencillo que visualizar al que era, o incluso, a alguien peor, y en otras ocasiones recordando sus momentos buenos y malos, viendo sus fotos y videos, visitándolo de vez en cuando, pidiendo por él en nuestras oraciones, considerándolo en el altar del día de muertos y demás.

Lo cierto es que, si mi abuelo viviera... tal vez no le hubiera escrito esas cartas, tal vez no me hubiera despedido de él ese año y tal vez no lo hubiera considerado para la ofrenda de ese noviembre.

Si mi abuelo viviera... tal vez yo ni siquiera estaría escribiendo esto.

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⏰ Last updated: Jan 06, 2022 ⏰

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