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Aquella noche fue imposible que JiMin conciliara el sueño; no sabía explicar lo que sentía. Lástima que en aquella época no se hubieran descubierto los hoyos negros en el espacio, porque entonces le hubiera sido muy fácil comprender que sentía un hoyo negro en medio del pecho, por donde se le colaba un frío infinito. Cada vez que cerraba los ojos podía revivir muy claramente las escenas de aquella noche de Navidad, un año atrás, en que YoonGi y su familia habían sido invitados por primera vez a cenar a su casa, y el frío se le agudizaba.

A pesar del tiempo transcurrido, el podía recordar perfectamente los sonidos, los olores, el roce de su calzado nuevo sobre el piso recién encerado; la mirada de Min YoonGi sobre sus hombros... La misma mirada que vio en el aquel día que lo conoció bajo la sombra de aquel gran cedro ¡Esa mirada!
El omega caminaba hacia la mesa llevando una charola con dulces de yemas de huevo cuando la sintió, ardiente, quemándole la piel. Giró la cabeza y sus ojos se encontraron con los del alfa que aunque estaba a varios metros lejos de él su olor quemaba en sus fosas nasales de manera imponente, el roble y las uvas, aunque JiMin no había probado nunca el vino, le hacía agua la boca.

En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo. Era tan real la sensación de calor que invadía todo su cuerpo que ante el temor de que, como a un buñuelo, le empezaran a brotar burbujas por todo el cuerpo -la cara, el vientre, el corazón, el pecho- JiMin no pudo sostenerle esa mirada y seguir aguantando el aroma del alfa y bajando la vista cruzó rápidamente el salón hasta el extremo opuesto, donde TaeHyung pedaleaba en la piano una canción que hablaba de la juventud.

Depositó la charola sobre una mesita del centro, tomó distraídamente una copa de licor de Soju que encontró en su camino y se sentó junto a Yoo JeongYeon, vecina de la hacienda, y dueña de numerosas hectáreas de plantaciones de trigo.
El poner distancia entre YoonGi y él de nada le sirvió; sentía la sangre correr abrasadoramente por sus venas. Un intenso rubor le cubrió las mejillas y por más esfuerzos que hizo no pudo encontrar un lugar donde posar su mirada, no podía apartarla de la conexión que sentía con los orbes gatunos del alfa.

JeongYeon notó que algo raro le pasaba y mostrando gran preocupación lo interrogó:
—Qué rico está el licorcito, ¿verdad? —
—¿Mande usted? —le respondió el omega
—Te veo muy distraído JiMin ¿te sientes bien?—
—Sí, muchas gracias.—
—Ya tienes edad suficiente como para tomar un poco de licor en ocasiones especiales, pilluelo, pero dime, ¿cuentas con la autorización de tu mamá para hacerlo? Porque te noto agitado, tembloroso y tú aroma es muy fuerte —añadió lastimeramente —mejor ya no tomes, no vayas a dar un espectáculo.

¡Nada más eso le faltaba! Que Yoo JeongYeon pensara que estaba borracho. No podía permitir que le quedara la menor duda, o se exponía a que fuera a llevarle el chisme a su mamá. El terror a su madre lo hizo olvidarse por un momento de la presencia del alfa Min y trató por todos los medios de convencer a JeongYeon de la lucidez de su pensamiento y de su agilidad mental. Platicó con ella de algunos chismes y bagatelas. Inclusive le proporcionó la receta del licor de Soju, que tanto la inquietaba. Logro recitarla de pi a pa sin ningún inconveniente. Y para que no quedara ninguna duda referente a su salud física y mental, le recordó a JeongYeon, así como de refilón, que los campos de trigo de su hacienda tienen una extensión de 34,538 metros cuadrados, algo que sorprendio a JeongYeon ya que ni ella misma conocía la medida exacta.

Así que cuando Park ShinHye se acercó a ellos para preguntarle a JeongYeon si estaba bien atendida, ésta entusiasmada respondió:
-¡Estoy perfectamente! Tienes unos hijos maravillosos. ¡Y su conversación es fascinante!-

ShinHye con su típica mirada dura y recelosa a creer lo que le decían le ordenó a JiMin que fuera a la cocina por más bocadillos para repartir entre todos los presentes. YoonGi, que en ese momento pasaba por ahí, no por casualidad, se ofreció a ayudarlo.

Como Agua para Chocolate <YoonMin> Omegaverse [Adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora