El principio del fin.

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Las calles de Idris Hills se encuentran completamente desoladas, todas las tardes, a la misma hora se escucha la voz del Alfa por medio de los parlantes lo siguiente.

—El toque de queda ha iniciado, por favor volver a sus casas de forma inmediata.

Esto se debe a los ataques que ha sufrido el pueblo desde hace un tiempo.

Todos los miembros de la manada Red Moon se encontraban reunidos para ver cuál sería la mejor estrategia con el fin de detener a los ataques de la Bestia. En la discusión Eleonor propone diversas ideas, pero ninguno presta atención a estas, debido a eso Kerr da por terminada la sesión haciendo que los demás se retiren de la habitación. El único que se queda es Eleonor.

Kerr al ver que Eleonor no se va se molesta un poco, luego mira a su hermano Leonardo y a su esposa Leila. Leonardo se acerca a Kerr para decirle algo.

—Cálmate un poco Kerr, Eleonor solo quiere ayudar.

Dicho eso sale, y nada más quedan Kerr, Eleonor y Leila, la última fue hasta donde su esposo Kerr para besarlo, luego mira mal a Eleonor y pasa a su lado tocándose el cabello dejando que el ruido de sus tacones fuera lo único que se escuchara en la habitación.

Eleonor se queda en silencio por lo que Kerr aprovecha y se sirve un poco de vino. Kerr se enfada, bufa y golpea la mesa esperando a que Eleonor se asuste, pero este ya está acostumbrado a las reacciones del otro.

Sin más Eleonor comienza a decirle las propuestas en la reunión de hace unos minutos, Kerr lo detiene rápidamente.

La conversación que se suponía debía ser calmada se vuelve una discusión acalorada. Lo único que se escucha fuera de esa habitación eran los gritos e insultos (por parte de Kerr).

—Debemos de ponerle una trampa a esa cosa —le dice Eleonor de forma calmada a Kerr—, y ya después ver quien es o quien la controla.

—¡Que no te das cuenta que tus ideas son pésimas! —Kerr le grita a Eleonor—. ¡Necesitamos el poder de la chispa y tu vienes con esas estupideces!

Eleonor trata de que las horribles palabras que le dice Kerr no le afecten, eso hasta que una de ellas si logra herirlo.

—Ya basta Kerr, no tienes porque decirme todas esas cosas —el tono de su voz es triste.

—¡Lo mejor que pude hacer fue haberte rechazado como mi pareja de vida! —esas palabras se colaron en el corazón de Eleonor.

Eleonor trata de defenderse ante lo dicho por Kerr, pero es interrumpido por el sonido de un golpe y luego el de la puerta siendo abierta. Quien los interrumpió fue uno de los betas de
la manada, el sujeto se veía mal, tenía golpes, rasguños y mucha sangre. Este con lo que le quedaba de aliento lograr darle el mensaje a su

—La..la Bestia vol..volvió.

Kerr y Eleonor se miraron y luego vieron al beta que ya se encontraba en el piso desmayado, Kerr llamo a uno de los enfermeros para que atendieran al herido, sin más salió corriendo de la mansión hasta donde se estaba librando la batalla con la Bestia. Eleonor no lo pudo seguir así que uso su magia para ir hasta donde estaba pasando todo.

Kerr corría con todo lo que sus piernas le daban, a lo lejos podía escuchar los rugidos y golpes de la batalla, nunca dejaría morir a su gente y si le cuesta su propia vida la daría. Llego hasta el claro donde se estaba librando la batalla, vio que algunos de sus betas caían sin vida o desmayados, eso lo enfureció mucho, sus ojos brillaron en rojo y su rostro adquirió rasgos lobunos, no lo pensó más y salto a atacar a la Bestia.

Eleonor apareció en medio de unos arbustos y vio como Kerr peleaba con esa horrible criatura, luego se percató de los cuerpos que ya hacían sin vida o inconscientes, así que importándole poco salir lastimado comenzó a curar con su magia las heridas de los que estaban aún con vida y ofreciéndoles un poco de su energía.

Destello de DestrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora