¡¿Me enamoré del villano?!

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Narradora omnisciente

Enamorarse es una de las cosas más misteriosas de la vida. ¿Por qué nos enamoramos? ¿Qué es exactamente? ¿Una enfermedad? ¿Está bien enamorarse? ¿Trae problemas?

Todos queremos saber porqué rayos nos comienza a gustar esa persona, porqué pasamos gran parte de nuestro día pensando en él o ella. Simplemente no sabemos lo que sentimos, lo que queremos o porqué lo sentimos o porqué lo queremos.

El enamoramiento se manifiesta de distintas formas en cada ser, algunos sientes cosquillas en el estómago o las famosas "mariposas en el estómago". Otros simplemente no pueden dejar de pensar en esa persona, algunos planean incontables cosas que quieren hacer en conjunto con su ser amada. Muchos se enamoran de virtudes, como la inteligencia, los que se enamoran de la amabilidad, de la mentalidad, de los sentimientos o del físico... Y luego están los que se enamoran de personajes ficticios.

Por más loco e irreal que suene, suele pasar. Porque muchas personas se enamoran de virtudes, de sentimientos o cualidades de personajes que están plasmados en papel, en la pantalla o en letras.

Eso pensó ella la primera vez que se dió cuenta de lo que sentía ¿Era amor? Aparentemente, si... Estaba enamorada de un personaje ficticio. Sus ojos se abrieron con sorpresa, y la respiración se le cortó al sentir otra vez esa extraña sensación en su estómago.

En la computadora se seguía reproduciendo la película nueva de Dragón Ball La Resurrección de Freezer. Y, al verlo allí después de mucho tiempo, se dió cuenta que extrañaba la voz de su villano favorito de la infancia. Sintió su corazón latir muy rápido, y sus manos se movieron solas cuando cerró la computadora con demasiada fuerza. Tanta fuerza que creó un ruido y un grito de su madre diciéndole que tuviera más cuidado con dicho objeto porque las cosas no salían gratis.

Tembló levemente, y con cuidado se levantó de su cama para ir y dejar la computadora sobre el escritorio. Vió la pila de libros y de hojas de su tarea, esperando a ser hechas y completadas. Soltó un suspiro muy largo cerrando sus ojos castaños, sus manos pasaron por su cabello y abrió los ojos dándose cuenta que estaba muy enredado.

- Un baño ayudará.- susurró ocultando su nerviosismo y preocupación causada por lo que se dió cuenta.

Rápidamente fue hasta su armario y lo abrió, dejando que toda su ropa desordenada cayera sobre ella. Abrió los ojos quitando una camiseta azul de su cabeza, miró hacia la ventana que era cubierta por unas cortinas rosas, era casi de noche. Tomó su pijama rosa y negro para dirigirse a tomar una ducha y dejar de pensar tanto en esas lagartija que la tenía tan confundida.

(...)

Para su muy mala suerte, ese baño no sirvió de nada. Lo único que hizo fue pensar más en el emperador, recordar su voz masculina e imponente y darse cuenta que estaba loca... O eso pensaba.

Diciéndole a su madre que no cenaría porque no tenía hambre, y esquivando a sus dos hermanos llegó a su habitación, lanzándose literalmente a la cama para dormir, o al menos intentarlo.

Soltó un suspiro y se cubrió con las sábanas y su acolchado de princesas Disney que tanto mezquinaba junto a sus sábanas de flores rosas y violetas. Y se dió cuenta que le sería difícil olvidar al tan dichoso emperador, porque hasta las simples flores violetas de sus sábanas le recordaban a las hermosas y brillantes biogemas del emperador.

Quizás fueron 2 o 3 horas las cuales pasó dando vueltas en la cama sin poder dormir. A eso de las 12:34 de la mañana por fin se levantó y fue a la cocina por algo de comer. Decir que no tenía hambre era una completa mentira, porque comer dos trozos de picha, más una botella de Coca-Cola no era tan natural a esa hora.

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