Espejo.

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Una habitación oscura, sus paredes hechas de ladrillos grises, el techo de madera de roble, carcomido por las termitas, una alfombra roja circular que cubre el suelo de concreto debajo del sofá, en una de las paredes hay una ventana a la altura del sillón que se encuentra al costado izquierdo de la habitación que deja pasar la tenue luz de la luna que se mezcla con la luz de una vela que se encuentra en la mesita de noche a mano derecha del sofá con un tocadiscos al lado tocando una canción de jazz suave y relajada. Rodrigues, quién estaba sentado en el sofá con su copa de champaña en la mano, observando el triste y antiguo espejo con borde de plata frente a él, colgado de un clavo en la pared.

Rodrigues (decepcionado): El reflejo de una vida imperfecta, parcial, descuidada.

Toma un sorbo de la champaña en su copa, traga el líquido que pasa por su garganta y cae en su estómago, suelta un pequeño pero pesado suspiro.

Rodrigues: El espejo que refleja mi vida, es como yo y a la vez es su propio ser, es como una vida que parece tan simple a la vista pero es imperfecta y desdreñosa en el interior.

Vuelve a tomar otro sorbo.

Rodrigues: La sombra de lo que solía ser esconde lo que está debajo, es como si la sombra y su portador cambiaran papeles, como si ya nada tuviera sentido y todo se derrumbara en su propio ser. Atrapado en la desgracia que lo compone y lo mata al mismo tiempo.

La aguja del tocadiscos empieza a saltar en las líneas circulares del mismo, entrecortando la sueave melodía, volviéndose estresante e insoportable.

Rodrigues: Imperfección.

Con un movimiento brusco, la aguja vuelve a su lugar rechinando fuertemente con el vinilo, regresando la canción a su armoniosa melodía nuevamente. Calmando la ira que escondía el corazón de Rodrigues.

Rodrigues: Nada tiene un balance, todo se descarrila tarde o temprano.

Rodrigues deja su copa de champaña al lado de la vela sobre la mesa.

Rodrigues: No podemos esperar que Dios haga todo, no podemos dejar que nuestra vida sea llevada por aquellos que creen saber que es lo mejor para cada quien, debemos tomar las riendas de nuestro destino y hacer lo que nos plasca con nuestras vidas aún si eso significa hacer sacrificios.

Rodrigues se acerca al espejo tomándolo por la parte de abajo con una de sus manos lo levanta rápidamente. Detrás, una pequeña puerta de metal con una ranura donde cabe una llave, acerca su otra mano al bolsillo inferior de su chaqueta y toma la llave que se encuentra en su interior, mete la llave en la ranura y la gira, abriendo el compartimento.

Rodrigues: Aveces esas desiciones son extremas, pero los imperfectos debemos sufrir para que los perfectos descubran más formas de seguir siendo perfectos. Así es como funciona, todo es una trampa para que ellos sigan bien y nosotros solo podamos seguir creyendo que hacemos lo que queremos y no lo que otros nos dicen. Pero al final todos moriremos en nuestra imperfección, sabiendo que nunca hicimos nada por nuestra cuenta.

Observa con esperanza la escopeta que se encuentra dentro del compartimento mismo en el que también había una caja de balas de escopeta que Rodrigues toma junto al arma, abre la escopeta a la mitad con un movimiento brusco hacia abajo, tomandola de ambos extremos, y saca luego del interior de la caja de balas unas cuantas para meterlas en los agujeros de la escopeta. Al terminar de meter todas las balas, vuelve a tomar por los extremos la escopeta y la cierra con un moviento brusco hacia arriba.

Rodrigues: La imperfección es algo imperdonable pero la perfección es algo que nadie debería desear ni tener. Si buscamos la perfección solo la alcanzaremos parcialmente pero seguiremos siendo imperfectos en el interior. Si seguimos tratando terminaremos rotos como los fragmentos de un espejo.

Toma la escopeta desde la parte de abajo, abre la boca y se mete los cañones de la escopeta en ella, pone el dedo índice de la mano derecha en el gatillo de la escopeta y dispara. Su quijada se separa de la cabeza con rapidez, su lengua se corta estrepitosamente al suelo de concreto, mientras la otra parte de la cabeza vuela dando giros elegantes hasta chocar con la pared y caer al suelo, manchando todo con su roja sangre. El cuerpo también cae, la escopeta queda montada sobre el brazo izquierdo y el hombre yace muerto sobre un enorme charco de sangre.

Despedazado, fragmentado, imperfecto como los reflejos y pedazos de un espejo que se rompe. Reflejando su falsamente parcial perfección.

Fin.

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⏰ Última actualización: Nov 04, 2021 ⏰

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El espejo roto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora