[ Daijoubudesu ]

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Toda la habitación olia a sexo. Al más duro y desgarrador sexo, que jamas hayas respirado; Sexo de conquista, de reconciliación, sexo puro de consentimiento mordaz sobre las fantasías mas oscuras del otro. 

Y el omega de takemichi estaba extasiado, con sus brazos extendidos sobre su cabeza y sus muñecas a nada de estar en carne viva, con el pulso latiendo sobre la soga que las mantenía unidas y sus tobillos, haciendo presión el uno encima del otro, sobre la espalda de Mikey para que no detuviera el vaivén de las embestidas. 

 Los caninos de Mikey todavía incrustados en su cuello, con una leve vibración que indicaba el nacimiento de un gruñido absolutamente territorial, y una mano descansando en el borde de su trasero, hundiendo las uñas, dejando evidencia dactilar que perdurará semanas. 

Todo se detuvo con el pequeño gemido de Takemichi, su borde estaba lleno y su mente estaba vacía al instante en el que obtuvo su propia liberación. 

El cielo se sentía, una vez más, caliente. Como el semen de Mikey goteando por sus muslos o el beso que recibió de él minutos después, con la boca sucia y salpicada de sangre. 

O como sus lágrimas derramadas que sabía que Mikey se había encargado de recoger con su boca y depositar en la suya, saladas y tibias. 

                          •••

Takemichi abrió sus ojos por un instante, abrumado totalmente, solo observando apenas algunos minutos el techo de la habitación. Luego volvió a dormitar, permanecer entre la conciencia y el sueño, flotando en algo ligero y denso a la vez. 

Su cuerpo estaba en las últimas, cuatro días seguidos e ininterrumpidos del celo de Manjiro, aún más en su estado, habían arruinado sus instintos hacia sus responsabilidades con los suyos. Nada de trabajo, ni de velar o cuidar a nadie, solo quería dormir unos minutos más. 

Y apenas un pestañeo después, volvió a despertarse, esta vez con el sonido de la puerta. Mikey se estaba quitando el saco y arrojándolo en el sillon.

— Hey,, 

Apenas notó su saludo se dirigió apresurado para arrodillarse a la altura de la cara de Takemichi y dejar algunos besos superficiales sobre la frente y acomodar las hebras de cabello negro que flotaban sobre sus ojos. 

— ¿Todo bien? ¿Te duele algo en particular? 

— Todo. — Takemichi rio, contento, apenas. Trató de acomodarse mejor en la cama y su sonrisa flaquea apenas por el dolor que hacía cosquillas en todos sus flancos — ¿Cuánto tiempo estuve fuera? 

— Apenas duró un día y medio, comparado con otras veces está es la mejor. Bien por ti, Mitchy, batiendo un récord propio. — respondió, acariciado algunos segundos más el costado de su rostro y luego bajando sus caricias hacia su abdomen levemente hinchado — ¿Vamos a darnos una ducha? 

Asintió, notando por primera vez la capa de sudor en su piel, y algunos rastros mal limpiados de fluidos. 

— Manjiro, acaba de terminar tu celo. — Takemichi lo miro, como hace una semana cuando se empezaban a presentar los primeros síntomas de la temporada de apareamiento, buscando el más mínimo indicio de incomodidad. Por su posición, solo uso una de sus manos para alcanzar su rostro pero Mikey la capturó y beso cada nudillo — ¿Tu, estas bien? No puedes volver a trabajar tan rápido. 

Una mirada.

 Los ojos negros no parpadiaron un segundo y Takemichi lo sabia. Sabía lo que debía estar pasando dentro de la cabeza del otro una tormenta eterna donde los pensamientos de Mikey, "el invencible" se alzaban sobre los de Sano Manjiro, el humano. Antes de que pudiera preguntar, Mikey susurró aún con la boca sobre la piel de sus dedos. 

— Tu tienes que estar bien y para que tú estés bien yo tengo que estar bien — el dedo pulgar de la mano sobre el vientre de Takemichi comenzó movimientos circulares — Quiero estar bien para nosotros.

El olor a sexo en la habitación habia disminuido y ahora solo habia el típico olor de Mikey picando sus sentidos. Olía feliz y se escuchaba contento y sereno. 

Aún había demonios en sus sombras, pero Takemichi les sonreía. 

— Ahora, ducha. 

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