41

8.2K 1.1K 93
                                    

—Ay no, ay no, maldita sea.. —Agust se tiró los mechones, maldiciendo en voz alta cuando la escandalosa voz de Kim SeokJin se filtró del otro lado de su puerta.

Haberlos invitado a pasar el rato era una mala idea, incluso si NamJoon era soportable.

—Bebé, deja pasar a los chicos. —JiMin gritó desde la sala, con los balbuceos del bebé de fondo.

—Te dije que era mala idea. Ahora tendré que soportar al chico galleta tratando de abalazarse sobre mi precioso bebé.

Incluso a la distancia, notó como JiMin rodó los ojos y lo despidió con la mano, deteniendo la conversación.

Suspirando fuertemente, abrió la puerta con una tensa sonrisa que no acabó de convencer al híbrido frente a él. En su lugar, Jin arqueo una ceja y sostuvo a su hijo contra su cadera.

—Pero NamJoon, pasa. —El rubio habló, invitando al grandote destructor. —Tu también niño. Jin, puedes regresar más tarde por los chicos.

—Ja ja. —Jin dramatizo, rebotando al pequeño que se aferraba a su camisa pero levantaba la pequeña cabeza para ver dentro de la casa. —Ya dejame pasar o le voy a dar a JiMin la extensa agenda de todas tus amantes antes de que lo conocieras.

Agust sudo, se hizo a un lado y esperó pacientemente a que el híbrido ingresara con el resto de su familia.

Existían pocas cosas a las que podría temerles y casi todas involucraban a JiMin. Imagínese que resultaría de todos esos nombres, números y un recién papá con las hormonas locas y los celos por las nubes.

Las noches eran frías en el sofá de su casa.

—¡Minnie! —Jin saludó, sonriendo ferozmente hacia el rubio. —Gracias por invitarnos a pasar el rato. Nam trajo bollitos de azúcar.

NamJoon asintió, levantando la pequeña canasta en sus enormes manos.

—Hola, JiMin. JungKook estaba ansioso por ver de nuevo al bebé. —Nam informó, frotando la cabeza de su hijo con cariño. —Dice que las fotos no son suficientes.

JiMin sonrió con su toque tan característico y mostró a su bebé, ganándose un par de jadeos.

El chico galleta balanceo las pequeñas piernas, hasta que Jin lo dejó sobre sus propios pies y torpemente, se acercó hasta el pequeño bulto que se acurrucada contra el pecho del rubio.

Sus grandes y brillantes ojos observaron un buen rato al bebé y una sonrisa se apoderó de sus inocentes facciones.

—Es muy bonito, tío MinMin.

JiMin sonrió con cariño y Agust casi hizo lo mismo, observando a detalle los gestos cuidadosos del niño mayor con su hijo.

Bueno, tal vez esa visita no fuese tan mala después de todo y quitando el hecho de que nada se sabía con SeokJin, el podría tratar de disfrutar de un fin de semana con su pequeña familia y sus amigos más cercanos.

—Pero amor, MinMin es tu suegro, no tu tío.

La sonrisa se rompió en el productor.

Lil meow meow © YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora