CAPITULO 1: VIVIR CUESTA, PERO MORIR ES GRATIS

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Noviembre 2021

Existimos millones de personas en este mundo con historias tan diversas que para bien y para mal.

Son el testimonio de la historia que forjamos y la que vamos dejando huella

El panorama de mi país no es el mejor, la pandemia y el desempleo forman alianza, la cual va mermando nuestras opciones, quizá hay gente con mucha suerte que tiene que comer todos los días.

Pero la realidad es que después de esta pandemia global nos hemos quedado sin trabajo

Algunos han optado por el atraco y negocios ilícitos, yo por mi parte intento vivir al día, y aportar aunque sea una moneda a la economía de mi humilde familia

"y es que vivir cuesta pero morir es gratis"

Así que tiene rato que me quite el pudor y le perdí el miedo a la vergüenza

Hoy trabajo en la calle, sí, soy lo que normalmente llamarían "un limpiavidrios"

En las tardes cuando el sol da indicios de querer ocultarse, me detengo a descansar sentado tras la malla de alambre que limita el campo de futbol, adoro el futbol, la adrenalina, el movimiento constante, la euforia del gol, pero quizá en mi interior admito que amo el futbol porque me recuerda a papa.

El y mama murieron cuando yo tenía 12 años, papa fue mi entrenador en esa etapa de mi infancia y siempre decía que algún día yo sería el mejor jugador de todo México, incluso más grande que Cuauhtémoc o Luis Hernández

Ahora a mis 23 años no sé qué pensaría si me viera aquí. En esta gran avenida, caminando ante el peligro de ser arrollado por los carros, echando agua a los vidrios y extendiendo la mano con la esperanza de que algún buen samaritano me regale unas monedas. ¿Se avergonzaría de mí?

Algunos me ignoran, otros aceleran antes de que pronuncie palabra, otros solo gritan con un no imperativo, mientras me miran como si fuera la peor escoria del mundo

No los culpo y es que a veces muchos como yo que viven en la pobreza, prefieren consumir fármacos antes que llevar alimento a su hogar, cada quien elige como sobrellevar su realidad.

Como dije algunos se quejan del servicio y algunos pocos ofrecen de corazón una moneda

Y es así que después de una larga jornada diaria, cuento mis ganancias para volver a casa

-Quiobole mi Joaco como va la talacha- dijo animosamente Javier, un vagabundo que siempre está en la misma esquina, con su botella dorada como él le dice

-Salió lo del día mi Javi- le dije seriamente mientras veía sus harapos su gorra sucia y sus tenis desgastados -si, la verdad ya me dio hambre- le dije con una mueca de queja antes de partir.

Camine un rato durante varias cuadras, me detuve en la tienda de la esquina, al lado de la carnicería clausurada, llevaba más de un año cerrada, la razón el dueño fue preso de la justicia por vender carne de perro, te sonara extraño pero aquí en mi México es algo común.

La gente llega a hacer cosas muy extremas para saciar su amor por el dinero y mantener un status de vida

No lo pensé mucho y compre varios artículos en la tienda, lo que mi bolsillo me permitió adquirir, ya estaba oscureciendo así que acelere el paso hasta llegar al lugar donde vivía, la casa de mi tía.

Vivía ahí desde que no hubo tutor legal para hacerse cargo de mí, mi tía era una persona lo que llamarían amargada, vivía viendo la televisión todo el día, consumía novelas de televisión de bajo presupuesto, pienso que quizá era su modo de evadir su realidad, insatisfecha de su vida, "mi tío", esposo de mi tía constantemente la engañaba

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