Capítulo 20

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Ashley camina por un laberinto, yo la seguí. Tiene una navaja en la mano, se corto todo su brazo derecho en vertical. Yo, tengo los malditos pies pegados  a la tierra, ya que no puedo correr ni siquiera moverme.

-Te amo... -dijo casi susurrando, mientras se dejaba caer, colgada de una cuerda.

Mis pies se despegaron y corrí hacia ella, pero era demasiado tarde...

De nuevo me levanté sobresaltada y mi hermano, Seth, estaba junto a mí.

-Hey, ¿estás bien?
-Sí, es sólo que cuando tengo pesadillas, parecen demasiado reales, ya sabes. -me senté.
-¿Quieres decirme que soñaste? -dijo con un tono preocupado, la muerte de nuestro abuelo nos unió más.
-Que...-suspiré, necesitaba aire para contarlo, cada vez que sueño algo así, mi corazón se desacelera como una hora después o bueno, así lo siento. -Que Ashley se suicidaba y yo no pude hacer nada para salvarla, mis pies estaban como pegados a la tierra, y ella al hacerlo, ya yo podía moverme, pero era muy tarde. -él pasó su brazo por mis hombros y con su pulgar, hacía cariños en el mismo. -¿Sabes? Hace mucho no me soñaba algo así.
-Yo aún tengo pesadillas de nuestra tía. -me miró.
-¿Cuál de todas? -De parte de mi abuela materna, teníamos muchísimas tías y tíos.
-No recuerdo el nombre, pero igual estábamos muy pequeños para recordarlo, en realidad, creo que ni siquiera habías nacido. -se rio, yo lo imité. -Hermana, venía a decirte que hoy es el funeral y es a las 10, son las 8. Alístate, mamá y papá ya se fueron con Ty. Yo me quedé para avisarte, nos iremos juntos.
-¿Puedo invitar a alguien?
-Si eso te hará olvidar aquella pesadilla, claro que sí, hermana. Elige bien a quien vas a invitar, es importante, ¿sí?

Se levantó de mi cama, antes dejó un tierno beso en mi cabeza y se fue cerrando la puerta. Alisté la ropa. Un jeans negro, el chaleco que mi abuela me regaló que pertenecía a mi abuelo, quería honrarlo, ayer lo usé, pero aún olía a él. No iría en tenis, mi abuelo merece respeto, así que me coloqué unas botas negras estilo militar, que no usaba desde hace mucho. Me llevé el paño en el hombro, entre al baño, me vi en el espejo, mi cara es un desastre. Dejé el paño en el lavabo y me comencé a desvestir, el espejo de cuerpo completo me reflejaba, pero ¿relamente era yo? Me veía muy cambiada, antes tenía más chispa en los ojos, ahora, solo están verdes. Sacudí la cabeza, ahuyentando esos pensamientos, puse un poco de música, y me metí a la ducha, como hoy me lavaría el cabello, podría cantar unas canciones más.
Al salir, tomé el paño, intenté secar mi cabello con un poco del paño, intento en vano. Me terminé de secar y lo ajusté a mi cuerpo, saliendo así del baño, dirigiéndome a la cama, donde se encontraba mi ropa. Me la puse, me arreglé un poco el cabello, la verdad es que la plancha en verdad es milagrosa, un poco de maquillaje y así salí. Tomé mi celular y le marqué a la persona que quería que viniera.

-¿Sí? -contestaron al tercer tono.
-Hola, Lacey, necesito que vengas a mi casa. Te necesito.
-Estaré allí en quince minutos, hermosa.

Cortó la llamada y me quedé esperando a Lacey. Pasaba canales, a esta hora no hay mucho que ver.
Algo que sériamente odio, son los funerales, es decir, ¿por qué se visten de negro? Sí, representa el luto y respeto, pero ¿por qué no de blanco? ¿No se supone que esta pasando a mejor vida? De todos modos, ¿quién mierdas dijo que el negro representaba el respeto? Que yo sepa, algunas culturas celebran la muerte a más no poder, ¿por qué no nací en esos lugares?
El sonido de alguien golpeando la puerta me sacó de mis pensamientos, ¿tan rápido pasaron quince minutos?

-¡Pase! -grité, la verdad me daba una pereza increíble de levantarme a abrir.

De la puerta entró Lacey, vestida de negro, ella sabía para que la había llamado, no hizo falta que yo le dijera.

-Permiso. -dijo al entrar.
-Cómo si nunca hubieras entrado. -dije al escuchar lo que antes había dicho.

Cuando me vió, corrió hacia mi y cuando me levanté del sofá, la abracé, como posiblemente jamás lo había hecho, eso sí no me daba pereza, porque de verdad lo necesitaba. Comenzaron a salir lágrimas, ella me consolaba, no decía nada, sólo me abrazaba, puso su mano en mi cabeza y presionó un poco.

-Tranquila, cariño. Vamos a superar esto. -sabía como hacerme sentir mejor. Podía ser lo que sea, pero era mi mejor amiga y creo que nadie iba a cambiar ese lugar.

Seth salió de su habitación.

-¿Listas? -ambas asentimos con la cabeza.

Ambas salimos, él siendo el último en salir, cerificó que todo haya quedado cerrado, ya que mis papás se habían ido con mi abuela. Yo me senté en el de copiloto, ella detrás de mi asiento y Seth, claramente manejaba.

***

Cuando llegamos, Lacey pasó su brazo al rededor de mis hombros, ella sí era más alta que yo, sólo un poco. Me quise acercar al ataúd, pero ella me detuvo.

-¿Segura? -dijo viendome a los ojos. Asentí y ella me soltó. 

Me acerqué lento, mi madre abrazaba el ataúd, era una escena que nadie debería de ver. Mi papá llegó y se la llevó, ahora mi madre lloraba muy fuerte. Yo me acerqué y lo miré por última vez, no iba a cambiar nada, pero por lo menos no me arrepentiría de no haberlo hecho la útlima vez que tuviera la oportunidad.
Dos hombres tomaron el ataúd y lo empezaron a bajar lentamente en una tumba. Tyler me sorprendió con un abrazo, rodeando mi cintura con sus brazos, se sujetaba fuerte. Lo abracé de los hombros y comencé a acariciarle el pelo, él lloraba cada vez más fuerte. Bajé mi cabeza lo suficiente para quedar lo suficientemente cerca de su oído.

Todo lo que me había dicho ayer, lo tranquilo que se veía, supongo que ya pensó en que no lo iba a volver a ver y eso era algo que a mí también me destrozaba, debe haber algo después de la muerte, pero ¿qué pasa con los vivos?

Verlo así, me causaba tristeza, así que bajé totalmente mi cabeza, abracé fuerte a mi hermano y comencé a llorar con él, era algo que nos merecíamos, ni dos minutos después, unos brazos masculinos nos abrazaron a ambos, Seth.

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Lacey en galería. Y muchas gracias por leer mi novela.

:')

¿Amor? ¿Qué es eso?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora