eins

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Se sentía terriblemente mal, no sabía que hacer. Su mente estaba lleno de distintas emociones, pero el desespero y la tristeza lo consumían mucho más.

Ahí estaba, dentro de la bañera, derramando lágrimas inconscientemente, con el agua hasta el tope que con solo un movimiento podría desparramarce en todo el baño.

Tenia una pequeña navaja en su mano tocando las venas que se encuentran en la muñeca de su otra mano.

Se veía tan tentador, quería hacerlo, estaba apunto de hacerlo. Pensaba que por fin podría acabar con ese sufrimiento.

Sin embargo, no podía. Algo lo detenía... no, alguien lo detenía.

Escuchaba sin parar los toques con mucho desespero y gritos no tan fuertes pero entendibles de quien suponía que era su amigo, Gi-hun.

- Ali, Ali abre, ¡Porfavor, Abre! - Decía en modo de súplica

Parecía que hacía oídos sordos, algo muy raro en él. Esto preocupó más a su amigo, quien aumento los toques, pues temia que su amigo esté haciendo algo que después se arrepienta.

Seguía tocando, sin ningúna respuesta. Lo único que quedaba era buscarlas llaves del baño, que probablemente esten junto al montón de llaves que están en la cocina, así que rápidamente fue a la cocina a buscar las llaves encontrándose con ellas en el piso y casi resbalarse. Cuando tomo el suficiente equilibrio recogió las llaves y apurado las llevo a donde se encontraba Ali.

Al llegar al lugar busco en el monto de llaves la llave del baño, pues cada una tenía un color que las diferenciaba.

Abrió rápidamente la puerta encontrándose con una imagen no muy linda. Se acercó lentamente a su amigo, ambos se miraron.

Gi-hun trataba y hacía todo lo posible para no llorar, verlo así era horrible, no podía ver aquel brillo que siempre tenían los ojos de su amigo, no estaba esa bonita sonrisa contagiosa, solo encontraba a un ser con un aura muy desastrosa.

Aparto aquella navaja, se la quitó con cuidado y la tiró en algún lado del baño.

Se quedó unos segundos quieto, lo abrazó, le dio un abrazo muy fuerte pero con cuidado, sin importarle el agua y lo desagradable que se sentía. A los pocos segundos ese abrazo fue correspondido, empezó a escuchar sollozos, llantos, derramo unas cuantas lágrimas, empezó a acariciar a Ali por la espalda, haciendo que el nombrado se aferre más a él.

Gi-hun le daba algunas palabras de consuelo a su amigo, tambien diciéndole el porque no debe hacer esto, Ali solo escuchaba, no quería hablar.

Pasado unos aproximadamente 10 minutos Gi-hun se encontraba buscando ropa para el chico pakistaní.

Ali se encontraba en la cama de su habitación pues Gi-hun lo había sacado del baño, tenía miedo de que corriera riesgo de contraer un resfriado o alguna otra enfermedad por el largo rato que estuvo en esa bañera.

Aún lágrimas caían por su rostro, aún se sentía terrible, pero al menos sabe que ya no está solo.

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𝐏𝐞𝐥𝐮𝐜𝐡𝐞𝐬 ⍣ ˢᵃⁿᵍˡⁱDonde viven las historias. Descúbrelo ahora