Primera Parte.

28 1 2
                                    

Atenea se encontraba sumergida en otro de sus casi interminables sueños, solo que este era distinto al resto.

     --Sentía como unos delgados y suaves brazos le rodeaban como si quisieran protegerla de algo, una grave voz le dijo que todo estaba bien que solo debía empuñar la espada y luchar si lo que quería era vivir.

     --Atenea dejó de sentir aquellos brazos, abrió los ojos y enfrente de ella había un ser repugnante, rezumaba un líquido negro que olía fatal y a su alrededor flotaba un aura marrón, el bicho empezó a expulsar su líquido dándole a Atenea en el pie izquierdo, ella noto como ese líquido se endurecia y no la dejaba moverse, asustada empuño su espada y justo antes de recibir otro disparo de ese líquido clavó la espada en el pie rompiendo la capa gruesa y echándose hacia su derecha, ella miró al monstruo y al ver que la atacaba, sin pensarlo dos veces y dejando el miedo atrás corrió hacia él esquivando el líquido y al llegar clavó la espada en el ojo de aquel monstruo. 

     --Agitada, Atenea se levantó y vio una sombras a su lado se giró deprisa y encontró a un chico que la observaba con unos preciosos ojos azules.

-Zdrone, de la septima caja.-Dijo el chico ofreciendo su mano en modo de saludo.-

- ¿Qué? -Respondió Atenea un tanto confusa.

- Que me llamo Zdrone, ¿y tú eres...?

-Ah, yo, esto, Ate...nea.

-Ate-nea, ¿a qué caja perteneces?

-Es Atenea, todo junto y ¿de que caja hablas?-Confusa.

-Bueno, Atenea. Claro, todos aquí pertenecemos a una de las 12 cajas, se nos asigna en una caja al cumplir los 18 años dependiendo de nuestra fuerza, inteligencia, valor y estrategia, se puede cambiar de caja cada dos años pero para hacerlo hay que hacer ciertas pruebas. Ahora, no pareces ser de aquí, aún así tienes buenas técnicas de lucha, ¿de dónde eres?

- Yo...de la Tierra.

-Obvio, dónde crees que estamos, ¿en Marte?

-No, yo, em... esto no parece la Tierra, al menos en mi Tierra no hay ''cajas'' para dividir personas.

-¿Me estás vacilando o a caso tengo cara de tonto?- La amenazo empuñando su espada de color rubí.

Asustada, Atenea cerró los ojos tapando su cara con los brazos, pensó que Zdrone la iba a matar.

-¿Qué haces? No te voy a matar si eso es lo que crees.-Dijo algo molesto.

-Vale...-Volvió a una postura normal.- Pero, hablo en serio, no conozco esta Tierra, estaba aquí y solo escuché una voz que me dijo que debía luchar si quería vivir y eso hice.-Dijo señalando al monstruo ya muerto.

-Jum, digamos que te creo, te he visto luchar y aunque parezcas débil tienes madera de luchadora, ¿tienes casa o algún lugar al que ir?

-No...

-Ya veo, bueno, solo por un tiempo te dejo ser mi sirvienta y vivir conmigo, pero no te creas que vivirás gratis, debes luchar y reunir gemas de los monstruos para cambiarlas por dinero, ¿de acuerdo?

-¿¡SIRVIENTA!? JÁ, NI DE BROMA.-Se cruza de brazos.

-Entonces morirás al caer la noche, adiós.-Hace un gesto de irse pero le detiene la mano de Atenea.

Susurra.- De acuerdo...-Suspiro.-Lo haré...

Suelta una pequeña risa.- Lo sabia.

-Pero con una condición, NO seré tu sirvienta, seré tu acompañante.

-Bueno, está bien, ahora, deja de cogerme, me haces daño.-Dijo mirando su mano agarrándole.

     --Le suelta enseguida. Zdrone va hacia un poblado después de haber cogido la gema de aquel monstruo, Atenea le sigue e intenta averiguar cómo llegó ahí pero no le encuentra sentido a nada ya que todo era tan irreal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 29, 2015 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Realidad soñada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora