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El primo de YoonGi, Sage, vivía en una parte menos que segura de la ciudad. Fue en parte la razón por la que YoonGi no lo vio tanto. La otra razón era que su primo había estado extraño como el infierno después de haber sido liberado de la cárcel hace seis meses: parecía deprimido y distante, como si no estuviera realmente allí. Al principio YoonGi lo atribuyó a la muerte de su tía - ella había muerto, mientras Sage todavía estaba en la prisión - pero no parecía ser el caso. En lugar de mejorar, su primo sólo parecía más deprimido al pasar el tiempo. YoonGi se preocupaba por él, por supuesto, pero la verdad sea dicha, tenía problemas más acuciantes en que  pensar a su alrededor y no tenía tiempo para visitar a su primo. 
Pero dado que había tenido que dejar a las niñas en casa de la señora Hawkins antes de su turno nocturno, YoonGi decidió hacer un pequeño desvío y averiguar cómo Sage lo estaba haciendo. 
Su primo le saludó con una sonrisa. "Hola, vamos pasa," le dijo abriendo más la puerta. 
Tomó a YoonGi un momento para recuperarse de su sorpresa. "Te ves bien", dijo palmeándole el hombro y entrando en el departamento. Sage se veía genial de hecho; él siempre había sido el más apuesto de los dos. Podrían compartir el cabello rubio y los ojos azules de sus mamás, pero era donde terminaban las similitudes. Los rasgos de su primo eran mucho más delicados - infiernos, francamente exquisito. Si Christian hubiera visto a Sage, nunca llamaría a YoonGi princesa de nuevo. 

En realidad hizo a YoonGi preguntarse, y no por primera vez, si algo... le habían hecho a su primo en la cárcel. Si los rumores sobre lo que pasaba en la prisión eran ciertos, con una cara como esa... YoonGi se estremeció. 
"¿Cómo están las chicas?", preguntó Sage, alejándolo de sus pensamientos. 
"Bien. Tengo el turno nocturno esta noche, así que acabo de dejarlas en lo de su niñera." 
Sage se sentó en el sofá, con las piernas cruzadas, y palmeó el lugar junto a él. 
Sacándose la chaqueta, YoonGi tomó asiento. "Realmente no puedo quedarme," dijo mirando su reloj. "O voy a llegar tarde al trabajo. Sólo quería chequearte y ver cómo lo estabas haciendo" 
La puerta se abrió y un hombre entró en el departamento. 
Al ver a YoonGi, se detuvo y se quedó mirando. 
YoonGi le devolvió la mirada fija. El hombre era alto y muy guapo claramente de ascendencia hispana. 
"¿Quién es este?", preguntó el hombre. 
"Es mi primo, YoonGi", dijo Sage, más bien a la defensiva. "YoonGi, él es Xavier." 
YoonGi esperó una explicación, pero no hubo ninguna. 
Pero cuando Xavier se acercó, inclinó la cabeza de Sage y le dio un beso, las explicaciones ya no eran necesarias. 
El beso siguió y siguió, y YoonGi sólo podía mirar. Había estado bastante seguro de que Sage era completamente heterosexual. 
Bueno, al parecer, no. 
Su primo de hecho gimió, y YoonGi miró hacia otro lado, más allá de incómodo. Se puso de pie y se aclaró la garganta. "Um, será mejor que me vaya." Él se rió entre dientes. "T ú claramente estas muy bien." 
Detrás de él, los besos se detuvieron. 
"Mira", dijo Sage, sonando avergonzado. "Yo -" 
"T ú no tienes que explicar nada", dijo YoonGi rápidamente y encaró hacia la puerta. "Me voy."
"Espera", dijo Sage. "Ya está oscuro. No es seguro caminar solo por aquí. Xavier te llevará a tu casa." 
"¿Lo haré?" Xavier murmuró.  "No, en realidad no es necesario-" 
"Él lo hará", dijo Sage. 
"Supongo que lo haré", dijo Xavier. Dio a Sage un breve y duro beso.
"T ú mejor estarás desnudo y listo cuando yo regrese, Ojos Azules". 
Sonrojándose, Sage empujó a Xavier hacia la puerta. "Voy a ir la próxima semana", dijo a YoonGi"Yo no he visto a las niñas en décadas". 

YoonGi asintió y se deslizó en su chaqueta. 
Xavier pasó junto a él. "Vámonos. ¿Cuál era tu nombre otra vez?" 
"YoonGi", dijo, inseguro de cómo hablar con el tipo. 
"¿Dónde vives?" 
YoonGi le dijo, y Xavier le llevó a una muy antigua, oxidada Ford Pinto. YoonGi lo miró con recelo. "¿Estás seguro de que esta cosa es segura?" 
"No", dijo el tipo, alcanzando el asiento del conductor. 
"Eso no es... no es muy tranquilizador." 
"¿Quieres que te mienta?", dijo Xavier con un toque de impaciencia, claramente con ganas de acabar de una vez y volver a su primo. 
YoonGi subió al coche y se fueron. 
"No hay cinturón de seguridad," YoonGi murmuró. "¿Por qué no me sorprende?" 
Xavier no se dignó contestar. 
"Entonces," dijo YoonGi después de un rato. "¿Tú eres el novio de mi primo o algo así?" 
"O algo así", dijo Xavier. 
"Pensé que era heterosexual." 
Xavier se rió, como si hubiera dicho algo gracioso. 
"Pero me alegro de que tenga a alguien, sabes," dijo YoonGi"Yo
estaba preocupado por él. Él estaba deprimido después de que salió de la cárcel". 
"¿En serio?" Xavier murmuró. 
"Sí. Espero estar equivocado, pero creo que... Creo que alguien le hizo algo a él en la cárcel." 
"T ú no estás equivocado: yo lo hice." 
YoonGi abrió la boca y la cerró sin decir una palabra. D igirió la información por unos pocos momentos. "Tú eres un ex convicto?" 
"Síp." 
Excelente. Se encontraba en un oxidado Ford Pinto, sin cinturón de seguridad, y con un ex convicto al volante. 
"¿Por qué estabas en prisión?" 
"Maté a ocho personas en un centro comercial." 
YoonGi soltó una carcajada. "En realidad no esperas que crea eso,
¿verdad?" 
"T ú primo lo hizo, por un largo tiempo." 
YoonGi sonrió, sacudiendo la cabeza. Sage era un poco ingenuo. A pesar de que era más joven que su primo, YoonGi a menudo sentía que él era el mayor. "Entonces, ¿qué hiciste realmente?" 
"Homicidio involuntario. Me emborraché, me metí en una pelea de bar, alguien murió". 

Retorcido Where stories live. Discover now