Inocuo

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¿Por qué le temías a mi amor? Los corazones no tienen bordes con los que te pudieras cortar.

 Así es el mío: tan etéreo que los ojos podrían hacer su camino entre él con la facilidad con la que el cielo vierte la luz entre las nubes, aterrizando en mi alma como un foco de lo divino en la Tierra.

Y divino, mi querida, era la libertad infinita que tus pequeñas manos sostenían y llenaban la mías con su toque. Porque si hay algo que un no creyente como yo podría extrañar de sus días de fe es la pureza de ser envuelto entre unos brazos soñolientos que solo anhelaban el susurro de mi pecho enredado en ellos.

InocuoWhere stories live. Discover now