LOS HEREDEROS

Por Maeva

CAPÍTULO 1º: EL REENCUENTRO

Betty salió de la habitación parpadeando. El estar tanto tiempo a oscuras... Bufff, Adrián ya se había dormido. Hoy estaba especialmente revoltoso. Betty sonrió. Después de todo, esa tarde habían celebrado su fiesta de cumpleaños. Cinco años... Que rápido había transcurrido el tiempo. Más de cinco años desde que salió de Colombia... Casi seis años desde que se convirtió en la Señora de Roberto Mendoza. Comenzó a bajar las escaleras y se dirigió al salón. Entró silenciosamente y vio a Roberto, dormido en uno de los sillones de la sala... Pobre. También había sido un día agotador para él. Adrián absorbía las energías de todos los que lo rodeaban; ella misma, su papá, las profesoras de la escuela... Se acercó a su esposo, lo besó en la frente y le dijo quietamente.

B: Roberto. Roberto despierta. - Pero Roberto no abría los ojos. - Roberto, por favor, despierta. - Betty comenzó a asustarse. - ROBERTO, ROBERTO!!! - Comenzó a zarandearlo, pero Roberto no se movía.

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Tres días después viajaba en un avión destino Bogotá desde Barcelona, con su hijo y el ataúd de su marido. Ella sabía que Roberto habría deseado ser enterrado en Bogotá, junto a Doña Margarita, su gran amor. Adrián no entendía por que su mamá llevaba tres días llorando y su papá se había ido de viaje al cielo... Y, menos, por que tenían que ir a Bogotá... Buah... Él tenia su "cole" y sus amigos en Barcelona... Buah... Bogotá... Allí no había playa... Además en Bogotá no conocía a nadie... Puso una mueca de asco en la cara... Bogotá... Hasta el nombre le sonaba raro.

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En el aeropuerto le esperaba personal de la funeraria para trasladar el cuerpo, pero no vio a nadie de ECOMODA, ni a Armando. Un trocito de su corazón esperaba verlo allá. Esperaba que la distancia entre padre e hijo, en esa situación... Pero no. Armando nunca perdonó la supuesta traición de su padre. Su madre había fallecido 10 años atrás, después de una larga enfermedad, mucho antes de que ella conociese a Armando y... a Roberto. Armando no comprendía que su padre se casase con una chiquilla, a la que llevaba más de 35 años, y que anteriormente ya había pasado por el lecho de su hijo. Si él descubriera la verdad... Unos pequeños tirones en su falda le hicieron volver a la realidad.

Ad: Mami, quiero chuches!! Me prometiste que si era bueno en el avión, me darías chuches.

B: Sí cariño. Tienes razón. - Abrió el bolso y sacó un chicle de un personaje de dibujos japoneses; algo así como Shin Xan, que su hijo adoraba. - Ten, cielo.

V: ¿Beatriz? ¿Eres tu?

Betty se volteó y se encontró frente a un hombre con cabello rizado y gafas de sol.

B: ¿Disculpe? ¿Nos conocemos?

M: Sí, perdona - Se quitó las gafas ahumadas. - Soy Mario Calderón, no sé si me recuerdas... - Extendió su mano para estrechar la suya. Cómo no recordarlo!!! El íntimo amigo de Armando, su amiguete en las juergas, quien los presentó.

B: Sí, sí, te recuerdo... - estrechó su mano, mirando por encima de su hombro, esperando ver a Armando. Pero allí no había nadie más.

M: He venido en representación de... ECOMODA. Como tu... esposo era el accionista mayoritario...