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El avión aterrizó en París a las cuatro de la tarde, Hoseok un famoso violinista se encaminaba a la casa que le rentó a un señor de unos 82 años, el lugar en donde se quedaría en el tiempo de su visita al país era un lugar viejo pero con un estilo Victoriano que le daba ese toque especial.

Al llegar y pasar por la puerta un poco desgastada, notó de inmediato esa vibra que el dueño le dijo que tenía, el lugar era hermoso pero daba miedo. Pensó que el hombre exagerada un poco ya que en la página de Internet se veía encantadora.

Dejo sus maletas e inspeccionó el lugar pasando de la sala de estar hasta la cocina para así subir las escaleras y entrar a la única habitación del lugar. La miro por unos momentos llegando a la conclusión de que, al igual que toda la casa, era acogedora, pero el ambiente cambio drásticamente al dar un brinco cuando la puerta de repente se cerró, dejándolo atrapado en el interior de la recámara.

Con su mano trato de abrir el pomo de la puerta, más esta no cedía. Entrando en un estado de desesperación lo intento con ambas manos sin dar resultado, entonces fue cuando sintió la presencia de alguien o algo detrás suyo, con cautela y temor giro sobre sus talones lentamente. Entonces unas manos heladas tomaron su rostro y lo empujaron contra la puerta.

Sintió un escalofrío al escuchar la voz del hombre.

---Será mejor que te retires ahora o no saldrás con vida de mi casa.

Hoseok sintió el alma en los pies al escuchar la voz grave del hombre, no lo podía observar aún, pero sentía que lo miraba con rabia. De pronto dejo de sentir sus frías manos y dejándolo ir,  al ver la oportunidad de escapar, Hoseok abrió con rapidez la puerta y salió de la habitación despavorido.

Al llegar a la planta baja se ubicó en unos de los tantos sillones del salón, y pensó.

---Que demonios fué lo que acaba de pasar...

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Cuando dieron las doce de la madrugada, Hoseok decidió ir a la cocina a preparar algo de comer, no se había movido del sofá desde la tarde en el que pasó el encuentro. Aún estaba temeroso, pero así se quedó en esa casa porque, después de alquilarla el dueño se despareció como si la tierra se lo hubiese tragado.

Entró en la alacena a ver que podía cenar, pero lo encontró vacío, así que decidió pedir algo a domicilio.
Pasarón los minutos y ningún servicio lo queria atender después de poner la ubicación de la casa, así rechazando el pedido una y otra vez. Con hambre y cansado se acostó en el sofá de dos plazas color crema y se dispuso a conciliar el sueño.

Las horas pasaban dando las siete de la mañana y Hoseok aún tratando de dormir algo, con la guardia en alto por si al hombre se le ocurría volver. Harto de no poder dormir se levantó y tomo su violín que aún se encontraba dentro de su estuche a un lado de la puerta y tocó una melodía que había oído una vez en su infancia, las delicadas notas tomaron caminos diferentes en la casa, entonces el hambre que recordaba tener en la madrugada desapareció como por arte de magia.

Siguió así hasta el medio dia que decidió salir a dar un paseo olvidando el amargo recuerdo de anoche, caminó por las calles y parques que habían cerca de la casa, observó a lo lejos un mini supermercado y se adentro a ella así paseándose por los pasillos llenos de comida tomando un paquete de galletas de chocolate.

Una mirada asustada a su izquierda lo puso en alerta, la cajera del supermercado corrió por donde vino aterrada. Hoseok sin saber porque miro por todos lados no encontrando ninguna cosa que generaba miedo o terror, le preguntó a una señora que pasaba por su lado pero ella lo ignoro rotundamente.
Extrañado salió del establecimiento con galletas que pagó con el dinero que puso en el mostrador del cajero ya que no había nadie atendiendo.

T𝓱e g𝓱ost 𝓸f t𝓱e 𝓪𝓻𝓽𝓲𝓼𝓽 / 𝓗𝓸𝓹𝓮𝓥Donde viven las historias. Descúbrelo ahora