Prólogo

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Cuando nada es lo que parece y tú vida es tan amena y prospera que piensas que no necesitas nada más para ello, hasta que te das cuenta que al crecer algunas cosas son necesarias y que sin estás no podrías avanzar...

—¡Ey! ¡Detente!

Un joven de cabellos azules, con una diadema amarilla, ojos castaños y radiante sonrisa se acercó corriendo a otro compañero de cabellos blancos y ojos rubíes quién, se había detenido cuando escucho que le llamaban casi a gritos, ese joven siempre había tenido una voz demasiado potente.

—¿Que ocurre? —pese a todo el albino sonrió—. ¿Valt?

—¿Llevas prisa? —el peli-azúl se agachó ligeramente sujetando sus rodillas y controlando su respiración agitada por correr, pese a eso se enderezó mostrando su sonrisa.

—Algo, recuerda que debo trabajar.

—Es cierto —comenzaron a caminar para no retrasarse en algunas actividades y pendientes para esa tarde—, ya tienes trabajo...

Algún día tu también lo tendrás.

Valt había volteado a ver a su amigo, lo que le decía era verdad...

Ambos estaban estudiando el primer semestre pero en carreras diferentes; habían sido amigos desde el jardín de infantes y siempre permanecieron juntos pero en aptitudes y gustos derivaron un poco. Estaban en la misma universidad pero en distintos edificios.

Y no por eso dejaban de ser los más grandes amigos que hayan existido.

Los gastos de la carrera en un momento dado iban a elevarse, y Valt sabía que debía así como su amigo, trabajar en algo aunque sea de medio tiempo. Siempre fue un joven amable y atento y no quería hacer de sus estudios una carga para sus padres, debía buscar algo en qué trabajar aunque sea por horas para ayudar a solventar algunos gastos.

—Pero tú tuviste suerte —el joven infló las mejillas en un pucherito que le causó gracia a su contrario—, conseguiste trabajo fácilmente...

—Ni tanto... en algunos casos todavía sigo a prueba —volteo a ver a Valt tras pensarlo un poco—. Oye...

—¿Que? —giró levemente su cabeza a un lado para verle.

Enseguida del bolsillo de su chaleco el joven de cabellos blancos saco una tarjeta de presentación.

—Si te interesa... podrías pedir una cita, quizás si te hacen una entrevista puedas conseguir un puesto.

Valt sujeto la tarjeta de presentación. Esta tenía el logo junto con el nombre de una reconocida casa de empleo que había en la ciudad, al girarla noto escrito a bolígrafo de color azúl un número telefónico junto a un nombre femenino.

—Creo que lo voy a pensar.

Valt sonrió.

No imaginaba que meses después, aquella llamada iba a transformar su vida... para siempre.

Y nada volvería a ser igual.

Specimen... Blader.~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora