Ciudad Fucsia

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Primera captura:

Y aquí, por comenzar la travesía, mi padre descansa en el sofá junto a su Pokémon leyendo un clásico sobre la profunda red marítima por el cual ha desarrollado un significativo gusto.
Me vuelvo hacia el comedor y recuerdo las veces que compartimos con mis tíos(los amigos de mi padre que están tan familiarizados con mi entorno que así los considero). Los graciosos chistes de Lario, que incluyen una serie de enigmáticas visitas en "Isla Prima" y la cantidad de Pokémon de agua que hay ahí.
Camino hacia mi padre quien no suele hablar mucho y le agradezco por tan perfecta oportunidad pues gracias a él he desarrollado el hermoso deseo de ser entrenador. Arropado hasta los tuétanos me despido del Charizard de mi padre el cual solo mueve los carrillos acompañado de un humo obscuro saliendo por ellos, al igual que mi padre disfruta estar acostado.
Esta mañana ya estaba listo para comenzar mi viaje así que visité por última vez al Dratini que había alimentado por mucho tiempo, ella es especial.
La encontré hace cuatro años cuando jugaba en la catarata cerca de mi casa, con el pasar del tiempo me fui acercando cada vez más, me percaté que tenía marcas en su abdomen el cual tuvo como consecuencia de haber sido zarandeado por las corrientes marinas de la ciudad, lo supe cuando lo llevé al centro Pokémon. Sentía bastante curiosidad por saber que fué lo que le había pasado.

- El tono rosáceo de su piel escamuda se debe a su composición llamada brillante o variocolor, es una alteración genética extremadamente rara- Dijo la enfermera al salir de la sección de emergencia.
Había escuchado de los profesores que habían encontrado pokémon brillantes a lo largo de su viaje pero que realmente eran extraños.

-Y eso no es todo, ella es más pequeña de lo que son los Dratini generalmente, por la esfera de su cabeza ella no tiene más de dos meses de nacida y mide 50 centímetros además su peso es de apenas 2 kilos

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-Y eso no es todo, ella es más pequeña de lo que son los Dratini generalmente, por la esfera de su cabeza ella no tiene más de dos meses de nacida y mide 50 centímetros además su peso es de apenas 2 kilos.

- Por eso pude cargarla, no es muy pesada.

- Temo que haya sufrido desnutrición, es probable que el huevo de dónde ella eclosionó se perdiera, tiene afán de ser un Pokémon muy fuerte de los de su tipo por lo que son muy solitarios en su etapa final pero no logro determinar que hace fuera de las colonias submarinas.
Ambos nos quedamos mirando al Dratini que tenía los ojos puestos en la puerta de la sala.

Y así pasaron cuatro años...

- Draaa...
Ella gruñía estrujando su cuerpo húmedo entre mi pierna, temía dejarla sola por el hecho de que era muy dependiente de mis cuidados, realmente deseaba poder llevarla conmigo pero quería hacer todas las de la ley, viajando primero al pueblo paleta y pedir mi primer pokémon en el laboratorio, ni siquiera tengo una pokeball y la gente la miraría raro si la llevara a pie... Pero ella continuaba moviendo los carrillos y gruñendo mientras daba vueltas dentro del agua y comenzé a sentir verdadera pena por la situación.
Finalmente decidí que la llevaría conmigo, pues fue mi primera amiga y por la enorme casualidad de que yo tampoco era un niño muy popular que digamos, resultaba repulsivo ante los demás por mi avanzado conocimiento en Pokémon que nadie se juntaba conmigo por lo que si llegaba a encontrar a alguien, no me gustaría que me abandonara.
Le acaricié el rostro hasta llegar a su diminuta boca situada bajo su enorme naríz y le dije que me esperara para pedir una pokeball. Pensé por un momento donde podría conseguirla y llegué a la conclusión de que la enfermera del centro Pokémon debería de recordarla.
Llegué y le conté a la enfermera Joy de mi incorporación al viaje, le di detalles de todo el aspecto y el crecimiento o bueno el engordamiento de Dratini, sonreímos un poco y luego le dije el pequeño detalle que me había traído ahí.

- Como ve, Dratini se apena mucho si está vez me ve partir por mucho tiempo y también me preocupa que no coma así que decidí llevarla pero el problema radica especialmente en eso No tengo cómo.

- Yo tengo una colección de pokeball, te daré una con la condición de que me la devuelvas en algún momento.
Aunque eso era improbable, acepté y me guió a un gran estante ubicado a la parte derecha de lo que sería el área de recepción, atrás de una puerta marrón habia un mueble tapizado en tela de seda rojo, la colección disperso diminutamente por el tamaño de la esfera, traía una amplitud de 16x16, rápidamente noté muchas pokeball que jamás había visto, entre ellas la de una luna, y la que tenía tres colores y... Tenía la impresión que había esperado mucho para mostrar su colección.

- Fijate en esta, tecla ball. La considero una reliquia, Lure ball, level ball, heavy ball...

- Señorita... ¿No tiene una normal?- me apresuré entrando en pánico- Si me gustara llamar la atención, la habría llevado a pie.

- Tienes razón Sean- dijo un poco apenada con la emoción disminuyendo mientras buscaba en su bolsa colgada en el perchero cerca a la puerta una pokeball ordinaria. El color rojo brillaba radiante.
Pero de cierta forma no me sentí mal, partidario de la frialdad de mi padre empecé a darme cuenta que no era tan diferente a él en lo que respecta a las personas claro, sencillamente soy más sentimental hacia los Pokémon pues su corazón es puro y que de hecho los mslos Pokémon son víctimas de los mslos entrenadores.

Me despedí de la enfermera y le prometí visitarla siempre que podía.

Dratini se había quedado en la misma posición desde que me había ido y me dió la impresión de que no se había movido ni un solo centímetro...
Sonrió entrecerrando los ojos y comenzó a salpicar agua con la cola a su espalda. Extendí la pokéball y ella entró minimizándoce al contacto.

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