Prólogo

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-¡Mucho cuidado, Kyouka-chan!

Fue lo ultimo que dijo Atsushi después de recibir las indicaciones de su mentor, en aquella misión ambos jóvenes estaban trabajando para evitar que una bomba dañara a una guardería de la ciudad. Mientras que la chica se dirigía a la guardería para liberar a los niños y desactivar la bomba de forma manual, el mayor iría hacia donde estaba el criminal con más bombas que repartir, y el desactivador de estas, por lo que se separaron en aquel edifico abandonado.

La de kimono rojo corrió, manteniendo en su memoria la imagen de aquella guardería donde las cámaras captaron a los niños amarrados. Al llegar pudo notar algunos hombres cuidando fuera y dentro, pero sabia que eso no sería problema para ella.

-¡Yasha Shirayuki!

Al volver con el hombre tigre, vemos que tampoco perdió el tiempo, pues el criminal había sido acorralado, obligándolo a alzar sus manos y dejar los controles de las bombas en el suelo

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Al volver con el hombre tigre, vemos que tampoco perdió el tiempo, pues el criminal había sido acorralado, obligándolo a alzar sus manos y dejar los controles de las bombas en el suelo.

-¿Por qué hacer algo como esto?

No pudo evitar preguntar el agente mientras recogía el control de la bomba y miraba el monitor con las cámaras, todo el equipo y esfuerzo que uso aquel criminal.

-No me gustan los niños y me gustan las explosiones, ambas congeniaban en esta idea así que la lleve a cabo, es mas simple de lo que crees -respondió indiferente aquel que ahora llevaba esposas, afortunadamente no tenia habilidad alguna.

-Ni siquiera te molestes en entenderlo, Atsushi -le hablo Dazai por el auricular -¿Qué puedes ver en sus cámaras?

-Los niños de la guardería, Kyouka ya está con ellos.

-Si, ella ya desactivo la bomba. Esta bien -agrego sabiendo que aquel estaba preocupado y, en un principio, en contra de que ella hiciera eso, aliviando un poco su pesar -¿Qué puedes ver?

-También hay una pantalla de las 5 en las que se ve un reloj. Parece que le faltaban 15 minutos, debería apagarlo ya, creo que este es el desactivador

-¡No! ¡He trabajado por eso tanto tiempo! ¡Si tocas ese botón, arruinaras todo mi trabajo! -suplico aquel, provocando desagrado en su publico -¡Quiero ver sus cuerpos destrozados de forma que sean irreconocibles! ¿Alguna vez has olido la carne quemada? ¡Quiero hacerlo! ¡Por favor, quiero olerlos!

-Tu... mataste a los niños de esa primaria ¿Y aun quieres más? -el joven sentía que no podía estar mas asqueado

-Bueno, intente mantener el olor, pero no fue suficiente, realmente no es nada comparado al momento en que recién su carne es abierta de formas inimaginables. Deberías ver ese armario de ahí, te podría ayudar a conseguir las coordenadas de las demás bombas

El chico no hizo caso a la voz del castaño, que ya se escuchaba entrecortada, quizá por la señal. Avanzo unos pasos y abrió el armario.

Nakajima tuvo que contener las ganas de vomitar, inmediatamente haciéndose a un lado y dejando caer 2 cadáveres de niños, específicamente de su ultimo ataque. El olor era insoportable, si desde el inicio pensó que algo olía extraño jamás espero lo que se desataría al abrir ese mueble. En cambio, el hombre reía a carcajadas, a lo que el agente fue hacia el con su sangre hirviendo de la ira.

Mi turno para salvarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora