1. Primaria

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Advertencia: intento de escribir R18.
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El fuerte sonido de los entrecortados gemidos se oían por toda aquella habitación. El rechinar de la cama era tan ruidoso que por un momento llegaron a pensar que tal vez se escucharía en la habitación contraria. Las pieles chocando entre sí era un eco, un eco sumamente excitante a su parecer.

Las piernas finas y pálidas del chico que gemía totalmente extasiado estaban abiertas de par en par, siendo fuertemente penetrado por otro chico, el cual tenía aquellas lindas piernas agarradas por justo debajo de las rodillas. El golpeteo entre la caliente polla de Shouto chocando directamente hacia los glúteos de Katsuki era glorioso, este último quien solamente se dignaba a dejar salir gritos junto a un hilo de baba de su abierta boca hacían que el primero solo sintiera aún más satisfacción, orgulloso de poder darle tanto gusto a su novio.

—Suki...¡joder!—gruñó el bicolor aumentando el ritmo de aquellas bestiales embestidas, sintiendo como llegaba al tan caliente clímax.

—¡Ahmg...! Sí... ¡ahí ahí Shou!—sin poder evitarlo, el rostro de Katsuki se volvió una sola palabra, placer.

Su roja lengua salió afuera sin su permiso junto con aquellos finos hilos de saliva que caían por su mentón, y mientras sentía esa gran ola de placer azotarle, sus ojos se voltearon hacia arriba, dando así, que soltase gritos aún más fuertes.

—Oh hmm...—el gemido extasiado Todoroki solo le hizo la bienvenida a ese líquido espeso y caliente dentro de él. Ese mismo que hizo que el propio suyo saliera afuera seguido de un grito lleno de placer.

Sin fuerzas, el bicolor se dejó caer encima del pequeño cuerpo, el cual estaba tratando de recuperarse de su tercer orgasmo de la tarde.

Katsuki cerró los ojos tratando de obtener más oxígeno en su interior, sin fuerzas, puso su mano en los cabellos suaves y bicolores de su pareja para sobarlos con delicadeza. No sabe como, pero Shouto era el único chico que pudo dejarle temblando de piernas con tan solo una ronda de sexo, el único que ponía su mente en blanco con sus caricias y su ardiente y gran polla.

Soltó una pequeña risita antes de suspirar profundo. Definitivamente amaba a este distraído y tierno hombre.

—¿Nos lavamos...?—preguntó el menor sin aliento aún con los ojos cerrados y siguiendo la acción de acariciar su pelo con delicadeza.

Shouto solo soltó un sonido de negación sin llegar a moverse. Hundió más su cara al abdomen de su novio, el cual se quedó callado aceptando el término del bicolor.

Shouto y Katsuki no tenían mucho tiempo para ellos, porque a pesar de que el primero no obtenía tanto trabajo ya que era el hijo del jefe, nunca le gustó eso. Ganaba el triple más de lo que debería. Pero como había dicho, le desagrada ese acto.

Por eso, trabaja las siete horas que les correspondía; y aunque todavía ganaba aun más con solo hacer lo que siempre hacía, se sentía un poco mejor haciéndolo. Algunas veces ayudaba a los demás logrando así que durase más en aquel gran lugar. Lugar que se suponía que era suyo por herencia.

En cambio Katsuki tenía otra cosas un poco más distintas a las que él hacía. Por ejemplo, trabajar en un local de tatuajes y piercings en un horario de la mañana por algunas cinco o seis horas. Luego de eso, tenía que llegar a su hogar, hacerse un poco de comida, para luego esperar e ir por su hijo. Sí, hijo. Porque Katsuki tenía que criar, educar, cuidar y mimar a un niño, el suyo. Ya eso de por sí era más complicado que cualquier cosa.

Así que sus horarios para verse eran más cuando el hijo de su novio iba a la escuela y él pedía día libre. Eso último siendo algo semanal que su padre no podía negar ni criticar. Y como Katsuki siempre estaba libre en la tarde no había problemas.

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