Cap 1

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Duérmete mi niño

Kazutora no tenía ningún recuerdo de su madre cantándole una canción de cuna cuando era un niño pequeño, o contándole una historia.

Quizá lo hizo cuando era un bebé.
Realmente no tenía recuerdos dulces, ya que su madre era disciplinada mientras él estaba en su habitación, llorando, como un tigrito asustado.

Sin embargo, cuándo su padre estaba ausente y entonces podían sonreír entre ambos, su mamá preparaba su comida favorita y conversaban, disfrutaban demasiado creando historias de día, Kazutora quería que siempre fuera así.

No sabía porque recordaba a su madre luego de ver cómo Chifuyu recibía un tierno abrazo de su mamá, luego de envidiar ese cariño. Se notaba la importancia que le daba.

La madre de Chifuyu estaba orgullosa de su hijo.

¿Por qué su madre nunca lo miró así?

Él estaba en el marco de la cocina, tímido. Esperando que Chifuyu terminara de despedirse de su mamá.

—Lleven estas galletas a su habitación, no se desvelen mucho.—le dió un beso al rubio en la frente, Kazutora se mordió las ganas de pedir uno—Descansa Tora, estás en tu casa.

—Gracias, descanse usted también.

Chifuyu se lo llevó a su habitación, lo había tomado de la mano, y con la otra llevaba el plato con galletas.

—¡Vamos a leer mangas toda la noche, Tora!—ese era su plan

Su invitado tenía unas ojeras enormes, caminaba mal porque estaba mareado de sueño.

—Preferiría dormir, Fuyu— su voz apenas audible, algo melosa.

Cerraron la puerta, ambos sintieron que podían abrazarse a partir de ahí sin ningún problema.

Así lo hicieron, un abrazo demasiado cálido y dulce, tan calladitos. Chifuyu era suave, y su cabello olía a chicle, por su parte el rubio podía escuchar los latidos del mayor, y hundir su rostro en su pecho.

En sus abrazos dejaban expuesta su vida entera.

Se querían demasiado, gozaban de su cercanía, de poder disfrutar todo un fin de semana juntos.

Pero sus piernas le estaban fallando y no quería derrumbar al rubio con todo su peso, así que lo separó suavemente.

—Quiero dormir.—tenía los ojos llorosos, y una expresión abatida

—Está bien.—lo acompañó hasta la cama, recostandolo.—¿No quieres una galleta?

En respuesta, alzó los brazos y negó con la cabeza, invitándolo a otro abrazo.

—Te quiero a ti

Chifuyu se llevó unas galletas consigo antes de acurrucarse junto al cuerpo de Kazutora, éste pasó la cobija encima de sus cuerpos, dejándolos calentitos.

Y dejó un besito en la frente del rubio, lo cuidaría por esa noche.

Como siempre pasaba, cuando estaba en la cama, le era imposible dormir, pero fuera de ésta se desmayaba de sueño.

Así era, muchas veces, todavía se acostumbraba.

Escuchaba el sonido que hacía Chifuyu al comer las galletas, bajó la mirada y se encontró con esos bellos ojos azules.

—¿Quieres?—dijo, con migas en la comisura de sus labios. Se puso una galleta en la boca y acercó su rostro al chico del lunar —Están ricas

Le dió una mordida, llevándose casi toda la galleta.

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⏰ Última actualización: Nov 12 ⏰

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