recuerdos

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Ese día la pasamos super bien, había ido de visita una semana a Siberia ya que tenía días libre de los entrenamientos.
Todos saben que odio el frío y estaban sorprendidos con mi viaje, pero Camus tenía que estar tres meses y quería verlo aunque sea un ratito.
Cuando llegó a la mesa se veía tan bello como siempre, estaba tan tranquilo y lleno de paz, hablaba de todo, estaba muy a gusto con el ambiente y a mí me daba orgullo todo lo que decía, las cosas que había hecho y de como ayudo en el pueblo con las edificaciónes.
Era un honor estar sentado junto a el... Hacía un mes que no lo veía y parecía que lo hubiese extrañado siglos...

Camus: me estás escuchando?
Milo: cada palabra...
Camus: ah... Si bueno ... Te sentís mejor?
Milo: si ya...
Camus: seguro?
Milo: si... Que más vamos a hacer hoy?
Camus: no lo sé, que te gustaría?

El sabe que hay ciertas preguntas que no debe hacerme pero me gusta tanto su inocencia que no tuve corazón de contestar su pregunta.
Ya que se vino la noche, fuimos a su cabaña, prendimos la chimenea y organizamos una rica cena. Preparamos pescado con un salteado de verduras con un vino dulce, digamos que era muy dulce porque el ambiente empezo a cambiar...
Aún con ese vino, quedamos acostados con una manta delante del Fuego hablando de todo y riendo de la nada.

Se veía tan hermoso a la luz del Fuego, con el pelo suelto, relajado, recostado en el piso junto a mi  sobre una de sus manos, dejando ver su hermosa figura.
Mientras el seguía hablando empece acariciarlo y sin darme cuenta lo recorrí desde su hermoso cuello hasta esas gloriosas caderas, y despacio metí mi mano debajo de su remera para poder tocar su suave espalda. El alcanzó a reaccionar permitiéndome el gesto y entre risas se acosto boca abajo dejando acceso a su piel, ya que no pude resistir comencé a darles suaves masajes por toda su gloriosa espalda, toque sus costillas con las yemas de mis dedos e  hice un camino desde su bella nunca hasta esas caderas que tanto deseo.
Fui depositando besos húmedos en ese camino mientras le iba sacando pequeños suspiros, mientras trataba de moverse y murmuraba pequeñas incoherencias que no podía escuchar, así que me subí a su espalda y me acerque a su odio para preguntarle qué decía

cumple de Camus Donde viven las historias. Descúbrelo ahora