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—Están todas —dijo sonriendo tras terminar de ordenar las hojas de su manuscrito.

Al fin había logrado encontrarlas todas, claro que para eso tuvo que hacer tratos perversos con Fear para que le levantara los muebles. A cambio el muy pervertido le había pedido que bailara desnuda o que fuera a pedir harina a un vecino con sólo un delantal. Había pasado mucha vergüenza, pero había merecido la pena, ahora podía pasar todo a ordenador. Y dárselo a Emmet para que empezaran con la edición.

Se estiró en la silla con una sonrisa satisfecha y fue a encender el ordenador para seguir trabajando cuando el timbre sonó. Frunció ligeramente el ceño ante eso, no esperaba a nadie, menos a esas horas, pero se levantó y se acercó a la puerta.

—¿Quién?

—Siento molestarla, señorita, quería comentarle una oferta que no podrá rechazar, una colección de la mejor literatura inglesa —contestó el hombre que había justo detrás de la puerta.

A simple vista, o al menos lo que podía apreciar por la mirilla de la puerta, debía medir casi dos metros, más o menos como Fear, era fuerte e imponente, aunque su sonrisa amable paliaba un poco esa primera impresión. Tenía el pelo negro y un rostro suave en comparación con su cuerpo. Itzel pensó que ese hombre le resultaba familiar, bastante, pero no podía ser que fuera quien creía, así que abrió la puerta sonriendo suavemente.

—Buenas tardes —saludó amablemente, iba a denegar la oferta, pero él no la dejó.

—Gracias por abrir, señorita, estoy seguro de que le va a encantar esta colección —la interrumpió entrando en la casa y caminando hacia la mesa del comedor—. Mire, como podrá apreciar los libros son todos con tapa dura, en la versión original. Pero además el precio es una ganga y le regalamos tres tomos sobre los autores ingleses contemporáneos.

—Disculpe, pero no estoy interesada, es que ya tengo casi todos esos libros —se disculpó ella cerrando la puerta.

—Oh, pero eso es lo mejor, puede pedir sólo los libros que le falten, incluso podemos cambiarle los que tiene por unos nuevos por un precio más barato —contestó él sacando cosas de su maletín, mientras sus ojos negros azabache recorrían el contenido de la mesa, fijándose sobre todo en los folios de colores.

—Es que no estoy interesada —repitió ella frunciendo el ceño—. Además estaba ocupada.

El vendedor la miró con una sonrisa ladeada en la que no parecía quedar nada de su amabilidad anterior.

—Ocupada... ¿tratando de arreglar tu error, escritora? —preguntó caminando hacia ella amenazadoramente—. ¿Qué son esos papeles y donde está Fearadhach? ¿Por qué tienes nuestra historia tú? —gruñó.

Itzel abrió los ojos como platos y dio pasos atrás, al final ese hombre sí que era quien creía, sí que era el demonio contra el que Fear había luchado al final del libro.

—¿Cómo... estás tú aquí?

—Las preguntas las hago yo, humana. ¿Dónde está ese demonio de pacotilla? Ya le has puesto la correa así que llámalo, o mejor... hazlo desaparecer de este mundo, ¿tú puedes, no? Por eso tienes la historia, por eso nos convocaste tú.

—No voy a hacer nada —negó con firmeza, alejándose de él.

—Oh... sí que lo harás —aseguró Leathlobhair, estirando una mano hacia el cuello de Itzel.

La puerta de entrada a la casa fue sacada de sus goznes envuelta en llamas azules y Fearadhach no perdió un segundo en lanzarse a por el otro demonio. Había estado regresando a la casa deseando pizza y esas manos dulces de Itzel, aunque eso último no lo admitiría así dependiera su vida de ello, cuando lo había sentido, esa casa era su nido, su lugar al que regresar como para no poder identificar si había un intruso en él. Había subido las escaleras a toda velocidad, no tenía tiempo para entretenerse con el ascensor demasiado lento y no había meditado contra qué demonio se estaba lanzando antes de hacerlo. Era extraño, sentía que tenía que salvar a Itzel, que era importante, aunque ni siquiera había recibido la orden, ni siquiera tuvo tiempo de justificarse diciéndose que se jugaba bastante si otro se la llevaba ya que era su creadora.

Deseo palpable, muy palpableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora