“Me llena tu plenitud,
tu alma rebosa dulzura,
espontánea como tú
no existe mujer alguna.Tu cabeza es un jaleo,
vienes, vas, te quedas, marchas…
todo ello me enamora,
y me hace estar en calma.También lo estoy si me miras,
es tu esencia la que clavas,
con inocencia en mis ojos,
con algo más que palabras.El ver aquello que sueñas,
desde el mar a la montañas,
en tu mente no hay fronteras,
una senda sin batallas….Cuando siento tu sonrisa
se me despeja el camino,
porque sacas de raíz,
todo aquello que he vivido.Para poner otra cosa,
para ofrecerme un destino,
un horizonte en común,
y el querer, que yo he querido.Aún sin saber que existías,
yo ya sentía en mi pecho
que me iba a traer la vida
a la mujer de mis sueños.Tu mística y tu cordura,
tu locura y tu templanza,
la humanidad desbocada,
que a este mundo le hace falta.La serenidad y enojo,
de muy niña y de muy brava,
¿se puede ser más completa,
más intensa o más calmada?Pues no, porque lo eres todo,
a tu lado todo encaja,
es la mezcla de esas cosas
lo que valoro en el alma.Y lo que me da energía,
una vida regalada,
un brillante porvenir,
que el futuro nos depara.La fortuna de tenerte
jamás será comparada,
ni con oro ni diamantes,
sólo contigo, [Insertar nombré de aquella persona especial].