Ella era nuestra creadora, no tenía el mismo aspecto que todos nosotros pero aún así, no era desagradable. Poco a poco creó a más y más cómo yo, dentro de una pequeña cuidad de hilos y tela.
No entendía el porqué de esto, ni el motivo de nuestra creación, mucho menos esos momentos donde ella desvía su mirada de la mía...quiero entenderla...hay algo en mí que me hace diferente a los demás muñecos, nadie sabe de su existencia.
A medida que pasaba el tiempo, aquella costurera empezó a irse con frecuencia y cuando regresaba, me miraba con tristeza y se echaba a llorar, apesar de sentir su dolor, no podía hacer nada. Llegó el momento en que dejó de venir.
Decidí salir de la cuidad en busca de la costurera, no tenía ni idea del mundo al que iba , pero por ella...¿Por qué pensarlo tanto? Al momento de poner un pie fuera del límite de la ciudad, caí al suelo.
Siento que estoy encerrado en un espacio bastante pequeño, busco una manera de salir pero mi movilidad gracias al espacio es reducida. Luego de varios movimientos desesperados, logro salir al exterior, me topo con un sitio sombrío cubierto de niebla sin ningún sonido conocido.
Noto varios destellos azulados del lugar de donde salí, escarbo y recojo una muñeca con una aguja incrustada en su pecho.
Era ella.
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Para leer en una tarde aburrida
RandomSon historias cortas tanto viejas como nuevas, no son largas, son simplemente algunas que construyo cuando no hay nada que hacer. Espero que sean de su agrado.