h̶e̶e̶h̶o̶o̶n̶ | Heeseung es un alfa que recibe notas románticas con un beso de distintos colores plasmado en ellas. ¿A qué omega pertenecían aquellos lindos labios?
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Heeseung leía la nota mientras la leche de banana pasaba por la pajilla conectada a sus labios. La nota estaba colocada justo debajo de aquella caja de cartón llena de líquido, así que supuso que eso era el regalo de "P".
Bueno, "P" también conocía su bebida favorita.
Pensándolo bien, Heeseung creía que el omega tenía razón. Si no quería que sus sentimientos terminaran enterrados y completamente abandonados como lo fueron por Sunoo debía hacer algo al respecto. Incluso si aún no descubría la identidad del omega misterioso.
—Hola— Heeseung saludó a la par que el bonito omega cerraba la puerta de su casillero, causando que diera un pequeño brinco por la sorpresa.
—Hola— regresó el saludo sonriente.
—Soy Hee...
—Heeseung,— rió después de completar su oración —toda la escuela te conoce.
El alfa no pudo evitar la sonrisa en su rostro al contagiarse el suave gesto del omega frente a él.
—¿Tu nombre es?
—Oh, lo siento. Soy Park Sunghoon— el omega de inmediato se inclinó suavemente hacia él. Heeseung tuvo que ignorar el sentimiento impulsivo de ver al omega sumiso, él no era de esa manera, por lo que también se inclinó sutilmente para saludarlo. No era usual que un alfa mostrara el mismo respeto para una casta inferior, entonces Sunghoon estaba algo sorprendido.
—Lindo nombre.— Heeseung no se perdió del sonrojo en las mejillas de Sunghoon —Quería saber si te gustaría ir a tomar un helado un día de estos saliendo de clases.
—Em... claro— Sunghoon aún notablemente afectado por sus acciones aceptó. El alfa se dió cuenta que la voz del contrario lo estaba arrullando, casi como si fuera la melodía de alguna de las cajas musicales que escuchaba cuando era un cachorro.
—¿Te parece el jueves?
—El jueves será, Heeseung-hyung— el chico de aroma dulce le sonrió una última vez antes de marcharse por el pasillo para tomar su siguiente clase.
Heeseung siguió con la mirada a Sunghoon por algunos segundos hasta que se perdió en la multitud. Su nariz quería seguir el rastro del aroma del omega, pero su razón seguía siendo más fuerte.
Si Heeseung era honesto, Sunghoon lucía aún más bonito cuando estaba solo a algunas docenas de centímetros lejos.
