|Capítulo 24|

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Lea

Tengo dos semanas de licencia y me quedaría una en la casa de mis padres. Hoy era el día en el que hablaría con mi mejor amigo para contarle todo sobre lo que me estaba sucediendo con mis chicos. Quedamos en que él y Emma viajarían hasta aquí, la casa de mis padres, y saldríamos a alguna cafetería o restaurante para hablar.

Anoche fue inevitable no sentirme avergonzada cuando mi orgasmo finalizó. Pensé que sería tanta la vergüenza que no podría ni siquiera mirar hacia la pantalla del celular y hablar con ellos. Me pidieron que no me avergüence, pues todo había estado de maravilla y les había encantado que los llamara para eso. Nos quedamos hablando como por aproximadamente una hora y media y ya luego nos despedimos. El vibrador lo había guardado nuevamente en la caja fuerte y la contraseña había sido renovada por una más difícil. 

Las sábanas las había cambiado, había colocado unas nuevas para después ir y bañarme, para ya luego sí dormirme.

Me estaba dando mis últimos retoques antes de salir de mi habitación. Dejé mi cabello suelto con unas ondas bien ellas, pinté mis labios con un labial rosa claro, me coloqué mascara de pestañas, rocié perfume en mi cuello y luego me coloqué un simple pero hermoso collar.

 Dejé mi cabello suelto con unas ondas bien ellas, pinté mis labios con un labial rosa claro, me coloqué mascara de pestañas, rocié perfume en mi cuello y luego me coloqué un simple pero hermoso collar

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Salí de mi habitación con mi celular en mano; llegué al comedor y me encontré a toda mi familia desayunando

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Salí de mi habitación con mi celular en mano; llegué al comedor y me encontré a toda mi familia desayunando. Saludé a todos con un "buen día", una sonrisa y un beso en la mejilla. Llegué hasta donde estaba mi padre para saludarlo y el me jaló por las mejillas para llenármelas de sonoros besos.

Lea [SUSPENDIDA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora