Ambos mandarían todo al carajo por su relación.
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• 𝗣𝗔𝗥𝗘𝗝𝗔/𝗦𝗛𝗜𝗣: Ennchael/Maschael
• En el apartado «𝗔𝗖𝗟𝗔𝗥𝗔𝗖𝗜𝗢𝗡𝗘𝗦» explico mejor quién es «𝗠𝗮𝘀𝗼𝗻»
• 𝗖𝗥É𝗗𝗜𝗧𝗢𝗦 𝗔 𝗟𝗔 𝗜𝗠𝗔𝗚𝗘𝗡 𝗗𝗘 𝗟𝗔 𝗣𝗢𝗥𝗧𝗔...
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Mason Parker, con sus distintivos rizos pelirrojos y ojos azules llenos de ingenio, era un joven de diecisiete años que destacaba en cualquier multitud. Su presencia no pasaba desapercibida, y era el tipo de persona que atraía miradas curiosas por su apariencia única. Su melena rizada, rebeldemente despeinada, a menudo suscitaba preguntas y elogios de sus compañeros de clase, quienes se maravillaban ante la singularidad de su cabello. Su estatura, un poco por encima del promedio, le confería una presencia que a menudo le valía la atención dondequiera que fuera.
Aquella mañana, Mason vivió una escena familiar en su rutina diaria. La alarma sonó con insistencia, tratando de arrancarlo del sueño. Sin embargo, como si tuviera una alarma interna que detectara las mañanas agitadas, decidió ignorarla durante un par de minutos más de sueño. Finalmente, se levantó de la cama con un bostezo perezoso y se dirigió al baño.
Tras unos minutos de aseo personal, examinó su reflejo en el espejo. Su cabello pelirrojo parecía tener vida propia, rebelándose contra cualquier intento de control. Con una sonrisa irónica, se dio por vencido y decidió dejarlo tal como estaba, una característica más que añadía a su apariencia única.
La cocina lo esperaba con el aroma tentador del café recién hecho y las tostadas doradas listas para ser devoradas. Mason no podía empezar el día sin su taza de café, una parte esencial de su rutina matutina. Las tostadas crujientes, untadas con mantequilla y mermelada, completaban su desayuno perfecto. Mientras saboreaba cada sorbo de café, su mente se adaptaba gradualmente al ritmo del nuevo día. A pesar de su apuro, disfrutaba de esos momentos matutinos de tranquilidad antes de enfrentar la vorágine de la escuela.
Con la prisa característica de las mañanas caóticas, Mason se vistió con su uniforme escolar y se apresuró a la escuela. Pero, como suele ocurrir cuando uno está apurado, el tiempo parecía correr en su contra. Al llegar a la escuela, su falta de puntualidad fue recibida con reproche por la Sra. Johnson, su maestra.
— ¡Tarde otra vez, señor Parker! - su voz resonó en el aula al verlo entrar.
Mason entró, sintiéndose incómodo, bajo la mirada de su maestra y de sus compañeros de clase. Peinó distraídamente sus rizos pelirrojos con la mano antes de disculparse.
— Lo siento, Sta. Johnson. — pidió perdón mientras tomaba asiento.
— ¡Esto es inaceptable! Vaya a detención, ¡es la tercera vez en la semana! - decretó la maestra, señalando hacia la puerta.
Con pereza, Mason nuevamente se levantó de su asiento y abandonó el aula. Cuando cruzó la puerta, sintió cómo esta se cerraba con fuerza tras de él.
— «Es la tercera vez en la semana», vieja simplona. — repetía burlonamente Mason, suspirando con exasperación.
En realidad, Mason no se consideraba completamente culpable de su falta de puntualidad. La mayoría de las veces, su despertador simplemente sonaba tarde, y eso no estaba bajo su control. Además, sin sus preciosas ocho horas de sueño y su típico desayuno de café y tostadas, sentía que caminaba por el mundo como un zombi hambriento.