Uno

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Mis amigos y yo, caminábamos intercambiando sonrisas y como siempre yo iba a la cabeza, diciendo bobadas y pareciendo cool. Me gustaba alardear con cuántas personas estaba a la vez y si eso tenía repercusión... no me importaba.
Al otro lado de la pista muchas personas me miraban y obvio, me encanta la atención. Les enviaba muchos besos por el aire a la gente y teniendo a mis amigos al rededor con mucha confianza lo hacía.
Lo que sucede es que jamás había tenido relaciones con alguien, pero ¿No es acaso una fantasía hablar del sexo a tus 13 años? Aunque no haya tenido esa experiencia, disfruto los rostros impávidos de mis compañeros de clase, ¿Y quién opinaría de algo así? No es que ellos sepan más del tema, la ventaja de ser menor consiste en hablar algo de lo que el resto no sabe para así parecer experto en el tema y conseguir seguidores.
Obvio los chicos de grados más altos ya querían estar conmigo y todos me molestaban a diario.
En el receso gozaba de las miradas no disimuladas bajo mi falda.
-Deja de morder ese labio bebé, que podrá salir sangre. >Carlos era el menos disimulado que había conocido<
-Sangre te saldría a ti si me dejas unos cuantos minutos jugar ahí abajo.
-bfff no sabes cómo ser romántico bebé, así que limítate con la sangre de ahí arriba, nos vemooos.
Caminé en dirección al salón antes de que tocaran la campana, y Mateo(el chico más deseable del colegio actualmente) me interceptó justo antes de girar a la derecha donde se encontraba la puerta de mi salón.
-Hola princesa, ¿que crees que tengo aquí?
-Tu cerebro, o podría ser algo nuevo ¿tu imaginación para coquetear?
Sacó un cigarrillo escondido entre los dedos con una sonrisa petulante.
-¿Cómo soportan esas "vainas" ustedes? ¡Es asqueroso!, Olvídalo.
Estaba caminando histérica porque el chico que más valía la pena se droga, puagh.
-Heeey, ¿no le vamos a contar a nadie esto verdad? Dijo mirando a los costados después de sostener mi brazo un poco más fuerte lo que me hiso dar un brinco, pero sin perder el miedo respondí.
-Luego con una diploma en mano, me agradecerás el gesto.
-Dije que no le vamos a decir a nadie.
De manera tajante habló sin botar el aire lo que le dió el tono prepotente que me hiso respingar.
-Okey, okey perdón pero suéltame me estás lastimando.
-Te lo advierto Brenda, no estoy jugando, no se lo dirás a nadie.
Y se marchó.
>Idiota, pensé<
Esperé que doblará la entrada a su salón y corrí hacia la Dirección del colegio.
-Señorita Jheny, Mateo de cuarto lleva cigarrillos en los bolsillos que me ofreció, es un asco. Sugiero que le busquen y lo admitan con represalia.
-Brenda, por supuesto. Ve a clases hija ya nosotros nos encargamos.
Caminé satisfecha a mi salón sonriendo con ganas.
Al momento de la salida había un gran grupo de estudiantes en un círculo afuera de la entrada, la mayoría se estaba aproximando y pensé que tenía relación con lo que hice temprano.
Sostuve a Daniel y Gillian de el respaldo de la mochila y nos apresuramos al círculo, antes de llegar ví en el centro a Mateo con los ojos vidriosos y una señora dándole de gritos que supuse, era su madre.
Me sentí satisfecha ya que así alguien tan lindo como él pueda tomar un mejor camino.
Gillian se quedó en una parte de la calle que giraba hacia el sur donde vivía, así que nos quedamos Daniel y yo.
-Entonces... ¿Pensaste en lo que te pedí?
-Daniel por segunda vez, no lo haré. 
Añadí pensando en voz alta.
-Es extraño que alguien tan callado como tú se deje ver de esa manera y apenas nos conocemos.
-Brenda creeme, cualquiera que te haya visto actuar piensa lo mismo y estoy seguro, aparentas ser la chica hermosa y fácil que cualquiera se podría tirar.
-¿Disculpa?
-vaaa, soy tu amigo solo quiero ayudarte a cambiar eso, eres inteligente y básicamente la mejor de la clase. Si fueras más recatada serías un gran partido.
-Dany, te lo diré muy tranquilamente incluso más de lo que mereces.
Nisiquiera mis padres me dicen que hacer como para que tú, niñato hables como si tuvieras ese estúpido derecho sobre lo que me conviene o no, me voy sola a casa.
-No, Brenda yo trataba de decir...
Pero no lo dejé terminar.
-Cállate Daniel. No quiero verte cerca de nosotros y te lo digo en serio.
Caminé eufórica a mi casa... ¿Quién se cree que es para dar su opinión de mi?
Llegué a mi casa esperando que sea un gran día, y solo podías saberlo tras oler el exquisito aroma de la cocina de mamá, ella como una reina manejaba los utensilios con tanto amor que le otorgaba vida a su comida, tenía la suerte de que ella hacia todo lo posible de no repetir la comida durante la semana aunque sin saber el enorme esfuerzo que eso implicaba.
-Hola princesa, que tal la escuela.
-¡Estupenda! Envié a un preso a la cárcel.
-Wao, y como es eso.
-Simple ma' Mateo, el chico que te dije que me gustaba, alzó un cigarrillo frente a mi cara.
Mi madre se quedó en silencio, aunque intenté sonar graciosa al respecto le chocó de igual forma.
Mi padre falleció por cáncer a los pulmones desde que se volvió adicto al cigarro.
Sirvió torpemente la comida y con su plato caminó hacia su habitación.
>Sola otra vez<
Cuando entré a la habitación de mi madre estaba dormida abrazando una almohada, lavé los trastes después de comer y me dirigí a mi habitación para terminar cualquier tarea faltante del día.
Ya por la noche salí a dejar la basura y luego a comprar la cena, me sentía tranquila con el bolso lo más escondido posible cuando al regresar alguien me jaloneó bruscamente hacia el matojal de la calle, y me ocultó del alumbrado público, luego me percaté que habían otros dos hombres altos esperando con una camioneta estacionada a sus espaldas.

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⏰ Última actualización: Nov 18, 2021 ⏰

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