La ladrona y el pirata

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Siento que por mí culpa la persona que me hizo ver el amor de otra forma, quizá más o menos correcta, ahora está sufriendo las consecuencias de una elección poco acertada, de pensar que yo podía ser esa persona que le hiciera ver el amor de otra forma, quizá más o menos correcta.

A veces me gustaría volver atrás y dejar seguir el camino de aquel pirata, el cual un día cambió su rumbo por el canto de una sirena herida que le robó el corazón, de la misma forma que aquel pirata robó a más de una pobre dama. Creedme cuando digo que aquella sirena no quería suponer ningún problema para el pirata que apareció en su vida de repente, fue de su misma elección seguir su angelical voz hasta llegar a ella. 

Pasado un tiempo, aquel bribón, borracho de sentimientos que no comprendía y lo confundían manteniéndolo fuera de la realidad, fue persuadido por esa sirena, ofreciéndole cobijo a su lado y haciéndole experimentar sensaciones y emociones sinceras llenas de pasión. Con una botella de ron y una noche como esta, aquellas experiencias estallaron como fuegos artificiales.

Después de aquel descontrol, se prometieron no alejarse nunca. Tenían claro que tomaran el rumbo que tomaran, ninguno de los dos quería estar lejos el uno del otro, ya que se dieron cuenta de lo iguales que podían llegar a ser dos completos desconocidos que sin quererlo y sin buscarlo, encontraron algo que no sabían si realmente existía, el amor. 

Llena de ambición por sentirse libre de nuevo, como una buena ladrona, la avaricia le corrompió porque sabía que aquel pirata era un tesoro que, para el que sea capaz de abrirlo, es un cofre lleno de oro.  Dejó mucho atrás por aquella recompensa que apenas duró,  apostándolo todo a las cartas, desafiando al destino que los unió y tentando a la suerte.

Todo siguió como un juego para ellos hasta que aquel bribón decidió volver a su camino por miedo a haberse alejado de todo lo que un día amó antes de haber conocido a esa sirena, por la que se dejó arrastrar a las tinieblas del abismo, debido a un simple deseo fugaz y codicioso de tener en sus manos, sin espera, a la que podía haber sido la mujer de su vida, teniendo ya a una joven en otro puerto. Una dama que se lo dio todo a cambio de nada.

En aquel momento todas esas experiencias que un día fueron lo más bonito que tenían, acabaron ahogándose con la sirena herida. Esta, no podía seguir su nado por aquel extenso océano y cayó a él, desde lo alto de la roca en la que ella se apoyaba, convirtiéndose en simple espuma que la marea arrastró, sin dejar ni un solo rastro de la sirena.

Ahora nuestro pirata navega sin rumbo a esperas de encontrar de nuevo su camino, perdido por culpa de un hermoso error que le hizo perder la cabeza y adentrarse en la niebla confiando ciegamente en ella. Una traicionera que al igual que le hizo entrar en ese infierno lo sacó sin un rasguño dejándolo libre, pero sin corazón.

Ojalá no haber sido esa sirena que ya no existe. Quizá habría sido mejor esperar el momento adecuado para no ser una ladrona y que ese pirata me hubiera ofrecido su corazón sin necesidad de haberlo robado. Es importante no olvidar que al estar herida no le quedaba mucho tiempo e hizo bien al no esperar en una fría roca a alguien que no sabía si algún día volvería, gastando el tiempo que no tenía, confiando en que el cambio a espuma no sería un adiós para siempre.

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⏰ Última actualización: Nov 23, 2021 ⏰

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Los sueños de una sociópataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora