▶︎ •၊၊||၊|။||||။‌‌‌‌၊|• 0:10

XIII

No soy de hablar mucho.

Esto se debe a varios motivos, uno de ellos, es porque de pequeñ@ me alzaban la voz por parecer un perico, comprendí entonces que mi voz solo irritaba a las personas y no tenía sentido seguir haciéndolo. Desde entonces solamente suelo esperar a que alguien comience la conversación y suelo ser muy sec@ y cortante a la hora de responder.

Cosas como: Hjm, ajá, ok, si, no.

No joda, si respondía con un tal vez o un no sé, me ganaba un regaño grande y peor si no lo hacía rápido, me insultaban cuando tomo aunque sea unos segundos para pensarlo.

Así que por ende, soy más de ser alguien impulsivo.

Otro punto también, es que al igual que mi personalidad, mi voz también es inestable, normalmente suele ser profunda, pero de la nada puedo estar hablando y se viene un chillido.

Es algo tipo... "hOlA"

Es decir, bien podría comenzar a hablar de manera dulce y de la nada viene aquella voz gruesa o viceversa, primero la gruesa, de la nada la suave y vuelve la gruesa a salir.

A mí hermano esto le parece gracioso y un grupo de amigas de México me llegó a comparar con Felix de SKZ ¡Pero ese hombre si podía controlar su voz a voluntad! ¡Yo no!

El punto bueno de mi voz es que fácilmente podía hacerme pasar por mi hermano y lo defendía de algunos imbéciles.

Pero he aquí lo más extraño de todo, si la gente odiaba tanto mi voz ¿Por qué mierda me ponían a leer, actuar o informar con un micrófono frente a un público? Internamente siempre pedía perdón a la gente antes de comenzar a hacer lo que fuera que me hubiesen pedido.

Mis opiniones en casa también parecían irritar a los que me rodeaban, así que me mordía la lengua cada vez que venían a reclamarme.

Era un asunto complicado ¿saben? Por una parte estaban mis familiares que no toleran mi voz o mis opiniones y del otro estaban mis compañeros de clase, los cuales me solían pedir consejos y ayuda para sus proyectos.

Ese choque de contradicciones me estaban haciendo perder la cabeza, en mi casa tengo miedo de hablar y por ende también en público, pero extrañamente mi voz no parecía desagradable al oído de los demás, o eso es lo que pienso.

Era bastante extraño el sentimiento que inundaba mi cuerpo cada vez que me pedían ayuda, a mi.