Sol y Luna

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El cocinero es radiante, tan solo con mirarle la cabeza se podía intuir el porqué. ese cabello es como una luz fulgurante, es acogedor como el sol de la mañana y en los momentos cuando ha enredado sus dedos entre esas hebras puede dar fé que su cabello es más suave que la seda, por otro lado, sus ojos de color azul claro podrían ser el agua mansa de la orilla, o el cielo despejado en primavera, en los breves instantes cuando su cabello cae sobre sus ojos y los oculta, Zoro imagina que Sanji es un campo de trigo, mientras estás tumbado en el suelo todo es malditamente amarillo, pero cuando retiras la hierba de tu camino puedes encontrar el basto cielo

Ahorita, con mesura el espadachín retira la cortina amarilla que cae sobre su ojo derecho, y sonríe, es una extraña comparación, una alegoría pero, es tan cierta porque finalmente Zoro puede tener un vistazo completo de ese cielo oculto tras su campo de trigo.

Si sanji es el sol, entonces, ¿qué son sus cejas?, sinuosas espirales que las adornan al final y al principio de cada una, deteniéndose a pensar puede que sean la representación del viento que corre a través de los árboles o son la brisa refrescante que viene del mar, aunque, sus cejas también pueden ser un dibujo infantil, joder, Zoro ha visto a Chopper y a Luffy dibujar el sol, siempre en la parte alta de la hoja sobre una esquina dibujan una espiral, la cuál gira muchas veces hasta formar un círculo que nunca se cierra

Entonces, las cejas del cocinero también son el sol, uno que ha sido dibujado por un niño.

Cuando el día va muriendo, las nubes se tiñen de rosa, el cielo normalmente azul se pintorea de naranja y rojo, el Sunny navega sin prisa entre las olas que golpean su casco, debido al constante movimiento la madera rechina, pero también cede levemente ante los pasos de Sanji, el rubio en este momento fuma su cigarrillo mientras sostiene virtuosamente con su mano derecha una bandeja plateada con onigiris y sake. Zoro no se ha volteado para verlo, el moreno se encuentra sin camisa y por el balanceo que ocasiona con su pesa una ráfaga de aire se produce cada cinco segundos, el rubio estudia absorto cada flexión que hacen los músculos de su espalda, hace calor y Sanji se lame los labios casi involuntariamente al ver cómo el sudor rueda hasta chocar con la tela negra de su pantalón aunque también están aquellas gotas desafortunadas que terminan callendo irremediablemente sobre la dura madera de Adán.

Zoro es la luna, él brilla amablemente, una luz blanca que te salva de la oscuridad, te guía por el camino sin nisiquiera esforzarse. Zoro es un patán, no tiene nada de delicado o misterioso, así que ¿por qué sería la luna?

Tal vez porque es dueño de sus oraciones, en muchas ocasiones ha hecho que pronuncie su nombre como si fuese una letanía, Zoro le trae renovación igual que la luna nueva, esas veces en las que su cabeza se ha desbordado de pensamientos complicados los cuales en muchas ocasiones lo han arrojado por un precipicio del autosacrificio Zoro siempre aparece en su mente, su presencia y existencia son un trozo de madera que lo mantienen a flote cuando está a la deriva.

Quizás, ese marimo sea una luna en creciente, Sanji es una pequeña planta entre un campo arado y Zoro lo obliga a crecer, obliga que sus raíces se afiancen con mayor fuerza y le exige a su corazón que multiplique el amor que siente por él. Si, Zoro definitivamente es la luna, porque no hay otra forma para explicar lo loco que está por él

Cuando tienen sus típicas peleas Zoro es la luna en cuarto creciente, solo le regala el 50% de sus expresiones, el marimo con sus callosas manos aprieta el interior sus bíceps y se niega a abrazarlo, no le habla pero siempre está allí, en un rincón de su cocina, está cerca ya que pude olerlo en el aire, actúa indiferente y frío pero no puede negarle completamente su luz ... Su amor.

Ahora, con el sol muriendo y Zoro sudando espera pacientemente que la luna reemplace esos rayos amarillos por la luz blanca que tanto le recuerda al estúpido espadachín...

Cuando hacen el amor en la oscuridad Zoro es luna en cuarto menguante, lo invita a sembrar. El peliverde marca un ritmo lento y poderoso, lo hace gritar y lo presiona lo suficiente para que empiece a rogar por más. Durante el acto Sanji muchas veces no sabe que hacer con sus manos así que el moreno le suele pedir al cocinero que rodee su cuello con sus delgados brazos, el rubio intenta mantenerse cuerdo cuando escucha a Zoro gemir cada vez que él siembra pequeñas marcas de mordiscos y chupones rojos sobre esa piel de caramelo, es una música que solo ellos tienen la oportunidad de oír.

Después de que Zoro lo destruye y deja su cuerpo como masilla Sanji se siente perdido, está bordeando la locura y sus ojos se vuelven brumosos por el placer, Sanji no quiere que termine aún, pero afortunadamente el espadachín comparte el mismo sentimiento, con un suspiro roto Zoro baja las manos hasta posarse sobre el hueso de la cadera, el agarre va plantando moretones en su lechoza tez y los dos están malditamente cerca de venirse

"Sanji" escucha en cadena cerca de su oído y el rubio siente que su miembro le duele porque Zoro no ha dejado que se brinde alivio. Con un par de estocadas más ambos alcanzan el orgasmo, con el pecho colmado de felicidad el peliverde lo llena de besos y Sanji piensa que Zoro es la luna en menguante, marca el fin y el inicio de un nuevo ciclo, siempre habrá más ocasiones para sembrar, aunque por ahora solo queda recoger los frutos de la temporada pasada.

Notas

Aaaa que acabo de escribir 😂

Gracias por leer ♥️

Como el sol y como la luna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora