Unica parte

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En aquellas profundidades el frío era peligroso. De manera lírica ,una sobrenatural luz pálida llegaba a ese recóndito lugar del océano. La vegetación se abría en un claro exótico y atípico. Las anémonas se movían al compás de una melancólica melodía inaudible a nuestros oídos humanos; Las voces de estas criaturas llamadas sirenas. Una de ellas era dueña de una cola magistral y sus escamas relucían ante ese brillo cósmico que bañaba la escena. Su piel era tan nívea que sus venas lucían azules y no era difícil encontrar el ritmo al que palpitaban. Su rostro era delicado pero afilado, dulce sin ser del todo inocente y con un velo sombrío. Los cabellos negros reverberaban mientras nadaba impasible, haciendo surgir el canto armonioso del fondo de su rebelde alma. Morgana...de cola cosida en hilos de ópalo no sospechaba que destino la aguardaba en consecuencia de sus decisiones. Nacida con el don de la magia, al ver que Perséfone de belleza magistralmente floral se interponía en su camino , muchos pensamientos fugaces pasaron por su cabeza . Entre ellos, que Perséfone la había humillado en una de sus molestas jugarretas, convirtiéndola en una rechazada desde hacía unos años por haberla amenazado con llevarla a un lugar concurrido de tiburones aún conociendo su pavor a estas criaturas . Sus poderes mentales estaban tan fuera de su control, que de inmediato las agujas se materializaron en su cuerpo, y a atravesaron. Su sangre se impregnó lentamente en el agua que la rodeaba, al principio formando espirales que eran humo escarlata marino. Morgana, totalmente horrorizada, trataba de hallar la manera de resolver esa situación. Pero ya era muy tarde. La esperanza se desvaneció cuando Nix apareció. El cuerpo de Perséfone se incorporó, sin agujas y con las heridas sanas. La experimentada diosa de belleza dorada, luminosa e imponente miró con desprecio a Morgana mientras que tomaba a Perséfone en sus brazos, consolándola de la traumatizando experiencia se fue dejando a Morgana sola con sus resentimientos a ella misma. Y la vegetación parecía alborotada por las sombras asustadas y las algas de múltiples colores ondulaban. Pocos peces salían despavoridos dejando el lugar callado y quieto. El tiempo pasaba lento, apremiantemente lento. Morgana no conciliaba la tranquilidad en ese extraño claro. Nix reapareció sin Perséfone, con una expresión severa y en su brazo un cetro de concha Spondylus se extendía soberbio. Su infinita cabellera rubia se confundía con sus escamas doradas. Sus rojos labios pronunciarion sin temblar la temible sentencia:

-Dada la discusión de este caso con Sélene, Artemisa, Hécate y la propia Perséfone, con el consentimiento de Hades, remplazaras al cerbero.

La tomó bruscamente del brazo y la condujo a través del claro, a una roca que se allaba al entrada del Inframundo y le dijo:

-¿Qué te parece si te dejamos clavada aquí?

Los ojos de Morgana se movieron intensamente esperando algún tipo de compasión ante su prematuro error. Pero Nix clavó en su cola una gran aguja que la clavaba en esa roca junto al Abismo y su condenadora se fue diciendo;

-No te preocupes por escapar, estar aquí sera entretenido.

Y nado ágilmente desapareciendo en burbujas de hilos de plata, haciendo honor a su nombre. Morgana, escuchó sonidos, alaridos y gritos que no podrían ser descritos por que eran demasiado atemorizantes. Ella sabía que se iba a perder para siempre del mundo, pronto perdería la cordura y no pasaría sino a ser un ser mas del inframundo. En esos pensamientos alzó su mirada hacia la luna y acompañada por los quejidos de los muertos se le antojó un blues o una balada. Una existencia eterna sin final feliz.La cerbera; Guardiana del Inframundo Submarino

MorganaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora