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Capítulo Uno: La mansión Rosfiel|Olivia
Mi estación favorita es el otoño; ver esas hojas de los árboles caer, el amarillo, el naranja y el rojo uniéndose para hacer una obra de maestra es simplemente uno de los placeres que me permito disfrutar.
Mi estación favorita no solo trae todo ese color también un frío insoportable como el de esta noche recordándome que pronto el otoño dará paso al invierno y nieve cubrirá todo el color.La falda de mi uniforme roza mis muslos desnudos, el frio calando en mis huesos haciendo necesario pasar mis manos por mis los brazos para darme un poco más de calor corporal.
Es una de esas noches sin luna, la única luz es la que se cuela de entre los enrejados de las enormes mansiones a mi izquierda y alguna que otro poste de luz alumbrando la calle, a través del enrejados también puedo ver algunos autos de último modelo aparcados esperando por su dueño.Paso delante de la mansión de la familia DiLaurentis, la luz del porche encendida dejando a la vista a tres chicos que suben a un Audi negro mate, puedo escuchar sus risas y como se molestan unos a otros.
Chicos guapos jugadores de baloncesto, hijos de las familias más ricas y poderosas de todo Askil. Niños consentidos, arrogantes y rebeldes que siempre hacen y obtienen lo que quieren.
Un tramo de semi-oscuridad me engulle cuando entro en la extensión de la mansión Rosfiel, una casona del siglo XIX abandonada, pero es sin duda la más bonita y la que más me gusta de toda esta zona costera. El estilo victoriano muy diferentes a las otras mansiones modernas que la rodean.
Camino hacia la entrada y rodeó el enrejado metiéndome en un agujero hecho por la falta de cuidado detrás de unos setos. Me agacho y entro atravesando el porche llegando a la puerta, giro el pomo y sede, dejando a la vista un hoyo profundo de oscuridad, enciendo la linterna de mi teléfono, cerrando la puerta detrás. Algunas ventanas están abiertas dejando pasar la brisa fresca de octubre y algunas hojas de los árboles que la rodean en el piso llenado la sala vacía, salvo por un enorme piano negro que está situado en una de las esquinas.
Saco una caja de fósforo de mi bolsillo encendiendo las velas que he puesto y dejado a lo largo de los meses. La hermosa luz dorada de las velas iluminado el gran salón.
Me quito el bolso gruñendo por el dolor de mis costillas, lo dejo caer al piso no antes de sacar mi iPad, entro a mi playlist y coloco música, dejando el aparato encima del piano, la suave melodía inunda el viejo y lúgubre espacio que una vez hace mucho tiempo tuvo vida.Me dejó caer en el suelo sacando las zapatillas de ballet de la bolsa, la tela está un poco desgastada, fueron un regalo de mi madre cuando cumplí 15 desde entonces no he tenido presupuesto para comprar otras. Las ató a mis pantorrillas envolviendo la cinta de color rosa bebé. Me levanto poniendo mis pies en punta. Miro el reloj electrónico que una vez traje de mi habitación y olvidé encima del piano.
10:30 pm.
Días como hoy cuando él tiene que viajar y está fuera de la ciudad son la única oportunidad que tengo de hacer esto, de dejarme llevar y ser feliz aunque sea solo por un rato.
Al ritmo de Willow de Taylor Swift comienzo a bailar, haciendo Plié y después de un Jeté. Cambiado la coreografía que hice la última vez, dejándome llevar por la música y la suave y hermosa voz de Tay.
Mi largo cabello vuela cada que giro, me deslizo en el piso de madera clara, alzó las manos y me pongo en posición. Gotas de sudor bajan por mi espalda, mi cabello se pega a mi rostro y mi respiración se vuelve superficial por todo el esfuerzo que he hecho.
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LO MÁS PRECIADO© |Sinners 1| +18
RomanceÉl estaría mejor sin mi... Pero no lo quiero dejar ir. ✨ Olivia odia el contacto, el simple hecho de que la toquen la deja sin aliento. Y sin embargo, ella es consciente de los pequeños momentos robados que ha tenido con el capitán del equipo de ba...