•cinco•

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Ya habíamos repasado las ecuaciones unas cinco veces y seguía sin entender.
Pero es que, ¿quién mierda las inventó?, no es como que las vayamos a ocupar en algún momento de nuestra vida, solo en los malditos exámenes y ya.

Te odio, Matemáticas.

El profesor Uzumaki parecía más divertido que impaciente por mi desesperación al no comprender con claridad las operaciones, mientras el hombre rubio bebía de la fina taza de cerámica su café, yo no despegaba los ojos de la libreta, pensando cómo resolver el problema y pensando en cómo era posible que no había caído en mis encantos en el primer momento.

Round 1: Bombonazo 1 - 0 Hinata

Recuerda utilizar la fórmula que te dí — dijo por fin el hombre rubio con su típico acento arrogante y mandón de siempre.

—Eso ya lo sé — respondí fastidiada.

—¿Y por qué no lo haces?, solamente la dejaste ahí de adorno — Hmmm, pues cierto si era, pero ya saben, a Hinata Hyuga no le dicen cómo es que debe hacer las cosas.
Rodé los ojos con fastidio y rasqué mi nuca con estrés acumulado en todo el cuerpo.
Escuché una pequeña risita burlona por parte de mi profesor, me limité a mirarlo de reojo y froté mi cara con ambas manos.

—Creo que es hora de darnos un descanso — dijo acomodándose en su silla mientras dejaba su taza en el escritorio frente a nosotros.

Me acomodé en mi silla, estiré mis brazos y solté un suspiro de cansancio.

—No te preocupes Hinata, es muy sencillo y lo entenderás en poco tiempo.

"Si claro", pensé.

Chiyo entró a la oficina con una bandeja con una taza de café americano, un jugo y algunos bocadillos.
El profesor Uzumaki recibió el café con una sonrisa sin mostrar los dientes, me miró con la misma sonrisa seguido de un guiño lo cual me hizo sobresaltar y voltear a ver mis notas enseguida.

La tensión en la oficina y el sepulcral silencio me incomodaba de una forma abismal, lo único que hacía era ver la hora constantemente de mi reloj de mano, que por alguna jodida razón, parecía haberse descompuesto, porque sentía que los minutos no avanzaban desde que empezamos la clase.

El rubio tomo con ambas manos el folder amarillo en el cual estaba mi historial académico, mientras lo releía, yo me maldecía infinidad de veces por tener que estar aquí, cuando bien podría seguir acostada en mi cama revisando videos de ASMR en Instagram o podría estar viendo por milésima vez F.R.I.E.N.D.S

PERO NO, a la señorita se le ocurrió que estaría bien faltar a clases casi todo el año escolar y sin problema comprarle las tareas al nerd de siempre.

Honestamente creo que no estaba mal del todo, el señor Uzumaki no está nada mal, y quizás podría salirme con la mía como siempre.

—Y bien Hinata— llamó mi atención el pelirubio — ¿Porqué no entrabas a tus clases? — preguntó con voz amable, la que por alguna razón no se sentía está vez como una pregunta a regañadientes, era más como una invitación a comenzar una conversación.

Me quedé en silencio un momento sin saber cómo responder, sin saber si era una trampa para ganarme su confianza.
Sí, seguramente es eso.
Los profesores son así, se hacen los amables  y cuando te tienen en sus manos te aplastan y se ponen en tu contra para llevarles sus anotaciones a los psicólogos de la escuela y vuelven a ponerte en vigilancia para que estés al corriente con todo.

Así que puse mi barrera, tenía que ser indiferente para que no crea que me está ganando. No señor.

—Pues porque no quería — así, fría y tajante, así como bien me sale.

Entre libros y encuentros • |naruhina| • (🔥editando🔥)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora